[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva” (Gálatas 4, 4-5). Las luces, los adornos, la música… Todo nos recuerda en estos días que estamos en un momento especial del año: la Navidad.
La fiesta de la Natividad de Jesucristo se celebra desde los siglos II y III de la era cristiana; cuando los cristianos decidieron celebrar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios (cfr. Mateo 1, 28).
Ya en el siglo XII, Francisco de Asís realizó el primer pesebre; representando por primera vez aquel día en que el cielo y la tierra se unieron en una noche luminosa, dónde Dios envió a su hijo a tomar nuestra condición.
Tristemente, la fiesta de Navidad en los países occidentales en los últimos años ha sido secuestrada literalmente por dos factores que nada tienen que ver con la fiesta. El consumismo y una pésima imitación de San Nicolás llamado “Santa Claus”.
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En nuestra Nicaragua tropical, durante esta temporada se llena de elementos que nada tienen que ver con la realidad de la Navidad. Hoy los Pesebres están casi en un rincón de los centros comerciales mientras que el viejo bonachón de barba blanca y traje rojo está omnipresente en todas las tiendas anunciando descuentos y ofertas.
Nicaragüenses, les pregunto: ¿Acaso estamos olvidando el verdadero significado de la Navidad? Hoy, muchos padres de familia prefieren llevar a sus hijos a pedirle cosas a Santa Claus, pero no van a las tradicionales posadas, ni a las novenas del Niño Dios. ¡Ni siquiera a las actividades religiosas de Nochebuena! Que tristeza ¿Verdad amigos?
La Navidad no es la cena pomposa, no son los regalos, no es Santa Claus, no son los adornos. ¡No! La Navidad es Jesús.
Sí amigos lectores. La Navidad es Jesús. Y celebrar la Natividad para aquellos que profesan el cristianismo implica desprenderse del hombre viejo para nacer de nuevo con Cristo (Juan 3, 1-21).
La Navidad es solidaridad, amor, unión y paz. ¿Alguna vez invitaron a una persona menos favorecida que ustedes a su cena de Navidad? Compartamos con quiénes no tendrán una “Nochebuena” este año; que son tantos hermanos.
¿Y el Regalo? Hermano, Jesús es el homenajeado. ¿Por qué no le regalas tu presencia en los oficios que se realizan en Nochebuena en las iglesias para darle gracias por haberse hecho uno como nosotros? ¡Ojo! No te quito que obsequies algo a una persona especial; pero que sea algo sencillo, lleno de amor y calor humano.
¡A todos, les deseo una hermosa Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, llena de amor y paz!
(*) Periodista nicaragüense. Corresponsal de la agencia de noticias ReligionDigital.com de España en Nicaragua. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]