Un hombre es baleado en la puerta de un hospital, otro en una cancha de fútbol donde jugaban varios niños y en una escuela se realizan simulacros de tiroteo: Costa Rica sufre una escalada de violencia por el crimen organizado ligado al narcotráfico.
El 2023 ya es el año más violento en este país centroamericano desde que hay registros, con 777 homicidios hasta noviembre, 238 más que en el mismo periodo de 2022, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ, policial).
Es un “cáncer” que “no fue detectado a tiempo”, dijo a la AFP el ministro de Seguridad Pública (Interior), Mario Zamora. “Tenemos que evitar que haga metástasis”, agregó.
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Según el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica, la inseguridad es hoy la principal preocupación de los costarricenses. “Es un hecho novedoso”, afirmó el historiador Hugo Vargas.
Dos personas llegan en moto, un sicario que dispara y alguien muere. La historia se repite prácticamente cada día en las noticias.
“A cada rato hay muertes. Es lo que comemos en las noticias cada mañana desde que nos levantamos”, declaró a la AFP Mario Rodríguez, un jubilado de 74 años.
El septuagenario extraña la tranquilidad en un país que por mucho tiempo fue considerado un oasis en una Centroamérica que pasó de décadas de conflictos bélicos y civiles a la violencia del narcotráfico y las pandillas.
“Da un poco de temor, más que todo por los hijos. Tal vez tengan que ir al colegio oa hacer un trabajo con sus compañeros… ya ni pueden jugar a la bola en un parque porque puede pasar una balacera”, comentó de junto a la comerciante Alexa Mujica, de 37 años.
– Lucha entre bandas –
Costa Rica es, como el resto de Centroamérica, puente de la droga que va de Sudamérica hacia Estados Unidos y Europa.
En el camino, dinero, drogas y armas refuerzan pequeños carteles cada vez más organizados.
Dos tercios de los homicidios son ajustes de cuentas en la disputa entre bandas por territorios para el mercado de drogas. El 81% de las muertes fueron cometidas con arma de fuego, a veces fusiles militares AK-47 o AR-15.
“No es una crisis generalizada de inseguridad”, sostuvo Zamora.
El gobierno comenzó en mayo una operación anticrimen que desarticuló unas 10 estructuras criminales.
En la caribeña Puerto Limón (provincia de Limón, este), históricamente deprimida y donde la tasa de homicidios es de 35,3 por cada 100.000 habitantes, se instalaron escáneres en el puerto para detectar drogas en los contenedores de carga destinados a Estados Unidos y Europa.