El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo informó este jueves, 22 de mayo, sobre la firma de una serie de supuestos acuerdos de cooperación con una delegación oficial de la República de Belarús, encabezada por el vicecanciller Evgeny Shestakov y Alexander Egorov, representante del presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko para asuntos con Nicaragua. La cita se realizó en Managua durante la llamada IV Sesión de la Comisión Mixta para la Cooperación Económica y Comercial entre ambos gobiernos.
Según la versión oficial difundida por los medios de propaganda del régimen, los acuerdos incluyen convenios de crédito entre el Ministerio de Hacienda y el Banco de Desarrollo de Belarús para la adquisición de maquinaria fabricada por empresas bielorrusas. No obstante, el régimen no brindó ninguna cifra, ni condiciones financieras, ni plazos de ejecución, lo que impide conocer el verdadero alcance y viabilidad de lo anunciado.
También se informó sobre la firma de una hoja de ruta entre el sistema bancario bielorruso y el Ministerio de Hacienda de Nicaragua, así como un plan integral de cooperación bilateral que supuestamente abarcaría el periodo 2025-2030. Como es habitual en este tipo de eventos, el contenido de estos documentos no fue divulgado, lo que refuerza la opacidad con la que el régimen maneja sus relaciones internacionales y compromisos económicos.
Durante el acto, el asesor presidencial para inversiones y cooperación —e hijo de la pareja gobernante— Laureano Ortega Murillo, aseguró que esta alianza con Belarús apunta a «trabajar ese gran mercado de la Unión Económica Euroasiática» y aprovechó para enviar un mensaje de respaldo al mandatario bielorruso: «Queremos expresar el saludo fraterno y caluroso de nuestros Copresidentes al Presidente de la República de Belarús, el camarada y hermano Aleksandr Lukashenko».
Laureano también afirmó que esta cooperación bilateral se habría intensificado desde 2023, cuando él mismo viajó a Minsk. Desde entonces, aseguró que han logrado «formular y ejecutar programas a través de líneas de crédito con el Banco de Desarrollo de la República de Belarús», incluyendo maquinaria para mantenimiento de carreteras, limpieza municipal y agricultura, así como cooperación en genética para la producción de papas, cebollas, el sector ganadero y el lácteo.
Sin embargo, el régimen no presentó evidencia concreta de que estos programas se hayan materializado ni ofreció rendición de cuentas sobre los recursos financieros involucrados. Tampoco aclaró si estas supuestas iniciativas han tenido impacto real en el sector productivo nacional.
Estas declaraciones se dan en medio del creciente aislamiento diplomático de la dictadura, que ha buscado respaldo en gobiernos autoritarios como Rusia, Irán, China y Belarús, con quienes promueve anuncios rimbombantes que rara vez se traducen en beneficios comprobables para la población. En ausencia de fiscalización institucional y con nula transparencia pública, los acuerdos presentados por el régimen con Belarús se suman a la lista de promesas propagandísticas cuyo cumplimiento sigue en duda.