El Ministerio de Salud de Nicaragua informó a través de una nota de prensa que el expresidente de El Salvador Carlos Mauricio Funes Cartagena, quien se encontraba protegido en Managua para esquivar la justicia de su país, murió a las 9:35 de la noche de este martes, 21 de enero de 2024, «como resultado de su grave dolencia crónica».
«A solicitud de sus familiares, el expresidente Funes fue asistido con el Sacramento de la Extremaunción, esta tarde, consuelo que le llevó el padre Antonio Castro Granados», dice la dictadura sandinista en su comunicación.
El régimen de Daniel Ortega había adelantado en horas de la mañana que Funes Cartagena ya estaba en «condición de extrema gravedad» y que por autorización de su familia habían acordado dar a conocer de su situación médica, pero la institución no precisó ni el centro hospitalario en el que estaba internado ni la enfermedad que padecía.
Según el medio de comunicación salvadoreño La Prensa Gráfica, «extraoficialmente» conoció que Funes Cartagena «padecía un cuadro de problemas renales y hepáticos».
El gobierno nicaragüense se limitó a decir que Funes había «sido atendido por las distintas especialidades médicas desde que llegó a residir a nuestro país» y agregaba que en este momento «está padeciendo una delicada situación de salud, agravada por dolencias crónicas que le han aquejado y que hemos también atendido».
Mauricio Funes fue presidente de El Salvador entre el 2009 y 2014 y llegó al máximo cargo político en ese país centroamericano aupado por el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que llegó al poder por primera vez en su historia después de los acuerdos de paz que pusieron fin a una guerra que duró desde 1979 hasta 1992.
Tras dejar la Presidencia, Funes fue acusado de malversar millones de dólares durante su Gobierno, también fue procesado y condenado a 14 años de cárcel por negociar con las pandillas salvadoreñas. Además, tiene una condena de seis años de cárcel por evasión fiscal. Está acusado por aceptar millonarias coimas de empresas extranjeras para adjudicar proyectos, lo que es tipificado como «delitos especiales de corrupción».
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Ante las acusaciones, el político huyó hacia Nicaragua donde su amigo y homólogo político, el dictador Daniel Ortega, le dio asilo primero, y en 2019, para tratar de ponerlo a salvo de la cárcel, le concedió la nacionalidad nicaragüense. No obstante, la justicia salvadoreña continuó reclamándolo por ser un condenado por delitos comunes y no un perseguido político.
En la última entrevista que dio a un medio de comunicación, Funes dijo que aspiraba a volver a ser presidente de El Salvador porque quería «culminar algunas transformaciones que quedaron incompletas» durante su presidencia (2009–2014).
Según un vídeo de una entrevista virtual concedida por Funes a un medio de comunicación de su país y divulgada en redes sociales por la plataforma informativa Romeo Lemus-News, el político salvadoreño afirmó que de ser sobreseído por la justicia de los cargos penales que enfrentaba, estaría dispuesto a volver a participar en política y hasta «acepta una candidatura» que le ofrezcan.
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«Si para el 2029 (año de elecciones en El Salvador) yo fuera sobreseído ya de los cargos penales que enfrento, y por lo tanto me puedo dedicar a la vida política partidista, entonces yo sí, estaría abierto a tener una participación, independientemente de la candidatura que se me ofreciera», declaró Funes.
El político acusado por actos de corrupción en El Salvador no especificó a qué tipo de candidatura se refirió, pero sí dijo que «independientemente de eso, yo sí estaría en la posibilidad de aceptarla (una candidatura)»; sin embargo, reconoció que «lo ve muy difícil, así como están las cosas».