La rebelión de sus propios operadores políticos crece dentro de las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El último en sublevarse contra Daniel Ortega y Rosario Murillo fue Steadman Fagot Müller, asesor presidencial para políticas hacia pueblos originarios.
El representante del régimen nicaragüense denunció la complicidad de la Policía y el Ejército con los invasores colonos acusados de asesinatos, desapariciones forzadas, violaciones sexuales, robo, acoso y expulsión de comunitarios indígenas y afrodescendientes del Caribe Norte y Sur del país.
Fagot, en unas inusuales declaraciones a medios locales de Bilwi, afirmó que las tierras indígenas están «devastadas” y algunos territorios, desertizados» por la llegada más agudizada de colonos que aprovechando el apoyo de las autoridades nacionales destruyen los bosques y la reserva de Biosfera de Bosawás para la tala de madera y ampliar su control en la zona.
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La ficha del régimen acusó a la Policía y militares de «consentir» la depredación de zonas de protegidas y, además, de tener conocimiento de que esos colonos están «armados hasta los dientes y con armas pesadas de guerra» las que usan para intimidar o asesinar para apropiarse de los territorios indígenas.
La violencia, la indefensión de sus comunitarios, la invasión de colonos, el extractivismo, la marginalidad, la pobreza y la falta de acción del Estado hace que los pueblos indígenas y afrodescendientes de Nicaragua se ha venido denunciando por años. Esta vez un funcionario gubernamental lo reconoce en pleno apogeo de detenciones del sandinismo hacia los suyos por considerarlos «traidores».
Fagot, años atrás, aseguraba que los indígenas podían enfrentarse a los colonos en igualdad de condiciones. Sin embargo, con el cambio de su línea discursiva reconoció que lo de los invasores se volvió incontrolable «cuando comenzaron a armarse hasta los dientes, ya no pudimos, demasiadas armas pesadas».
Igualmente, lamentó la indefensión de los comunitarios. «Viven como parias», aseguró el delegado del presidente.
«Hoy en día, si quieren ir un poquito más allá a traer leña, hay que pedir permiso. No tienen leña, ¿dónde está?, en poder de los colonos, tienen que pedir permiso si no, no entra, están armados hasta los dientes, ¿cómo se explica que estén armados hasta los dientes? La Policía y el ejército deben saber. Si no lo saben, qué mal, porque no tienen células, estructuras que les informen. Pero, para mí, que lo saben. No quiere decir que existe contubernio, pero al menos hay consentimiento, de lo contrario cómo se explica que todos esos grupos de colonos estén armados hasta los dientes», detalló.
Anticipa su destitución
El 17 de agosto de 2024, en plena compactación de las instituciones del Estado, Fagot fue ratificado como asesor de Ortega. Menos de un mes después hace esta denuncia que es consciente podría costarle el cargo o la cárcel, según antecedentes de otros sandinistas.
«El Ministerio que me toca dirigir (simula comillas con sus dedos), no sé si voy a dirigir, con todas estas denuncias que estoy haciendo, más que denuncias, aclaraciones, porque esto ya todo mundo lo sabe, que hay deforestación, que hay compra y venta de tierras», resaltó el exdiputado.
Después de años sirviendo a la dictadura se escuda en el que expone esta situación porque no puede quedarse callado.
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«Si no se para de manera urgente, rápido, violento, ojalá que no…, me hice viejo viendo derramar sangre, ¿qué pasará con los indígenas? No tendrían de qué vivir. Niños, ancianos, mayangnas, no vendrán a vivir a Puerto Cabezas, porque no es su hábitat. Este es un SOS para que los pueblos originarios puedan seguir viviendo en la tierra. Los mayangnas y mískitos tenderán a desaparecer, lo vemos en Brasil, donde penetran con furia y los grupos étnicos no resisten 15 años. Se tienen que ir por todos lados, porque no tienen agua, ni supermercado para comprar carne, ni bastimento. El bosque es su supermercado», reprochó.
Los invasores del Pacífico y el Estado han encontrado una mina en la Costa Caribe, un sitio donde en confabulación con el Ejército y la Policía pareciera ser tierra arrasada para entregarla a manos de feudos, pero feudos que se apropian de terrenos a punta de balas, violencia, amenazas acoso y expulsión. La Organización de Naciones Unidas (ONU), inclusive, ha alertado un posible etnocidio en la zona.
El Centro de Asistencia Legal a Pueblos Indígenas calcula que en la última década unos 70 indígenas miskitos y mayangnas de la Costa Caribe de Nicaragua han sido asesinados por colonos invasores.