El gobierno de la presidenta izquierdista de Honduras, Xiomara Castro, está siendo señalado de administrar un «narcoestado», luego que salieran a luz publica dos vídeos en los que se ven a familiares y funcionarios de su administración reunidos con «poderosos narcotraficantes», pero ahora la mandataria trata de sortear las evidencias con una campaña de denuncia de un supuesto «intento de golpe de estado» en su contra.
Se trata de dos vídeos en diferentes momentos, uno de 2013, durante la campaña presidencial de ese año en Honduras, cuando Castro se postuló por primera vez para la presidencia pero perdió en las urnas.
En dicho material audiovisual, publicado por el sitio especializado en crimen organizado Insight Crime, se puede ver a varios narcotraficantes reunidos con el político Carlos Zelaya, hermano de su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, y por tanto su cuñado, a quien los mafiosos le estaban ofreciéndo US$650.000 para la campaña política de Libre, el partido de Castro y su esposo.
El otro vídeo fue con el que comenzó el escándalo que sacude a los Castros hondureños, es uno denunciado el 28 de agosto por la embajadora de EE.UU. en el país catracho Laura Dogu, que se declaró «sorprendida» por ver en el material al jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército hondureño y al ministro de defensa «sentados» al lado de un narcotraficante.
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«Fue bastante sorprendente para mí ver al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor Conjunto sentados al lado de un narcotraficante», dijo la diplomática estadounidense.
Dogu se refirió a una reunión realizada en Venezuela en agosto de este año entre José Manuel Zelaya (sobrino de Castro), secretario de Defensa, y Roosevelt Hernández, jefe de las fuerzas militares hondureñas, con el entonces ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino quien es acusado ´por el Gobierno de EE.UU. de ser un connotado narcotraficante.
Los dos narcovideos escandalizaron la opinión pública hondureña e internacional y la primera reacción de la mandataria Castro fue tratar de tomar distancia del escándalo, asegurando que condena ese tipo de hechos.
«Condeno todo tipo de negociación entre narcotraficantes y políticos», dijo Castro en una comparecencia inmediata difundida en cadena nacional de Radio y Televisión.
Pero lo que siguió después de parte de la jefa de estado fue una posición a la defensiva y empezó a denunciar que hay un plan en marcha para destruir su gobierno y alterar las elecciones de 2025.
Los hechos se dan solo una semana después de que la presidenta hondureña anunció que su administración daba por terminado el tratado de extradición con Estados Unidos, argumentando «injerencia» de ese país en asuntos internos.
La maniobra de Castro hizo que la oposición reaccionara con una acusación contra la mandataria de haber terminado con el tratado de extradición para beneficiar a personas allegadas a su familia y Gobierno.
«Nos queda claro que los señalamientos de videos con narcos son algunas de las razones de haber eliminado el tratado de extradición, porque lo que buscan es blindar a la familia Zelaya-Castro-Sarmiento de la persecución penal por parte de la fiscalía de Estados Unidos», señaló la oposición en un comunicado.
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Sin embargo el escándalo siguió escalando y ya han renunciado su cuñado, Carlos Zelaya, quien era diputado y secretario del Congreso Nacional, quien ante las irrefutables evidencias se vio obligado a reconocer su participación en la reunión de 2013, pero negó haber recibido el dinero ofrecido por los mafiosos.
También renunció el sobrino de la presidente, José Manuel Zelaya, que se desempeñaba como secretario de Defensa de Honduras, y de Rafael Sarmiento, líder de la bancada oficialista en el Congreso y quien fue señalado por Carlos Zelaya de coordinar la reunión.
Los narcotraficantes que se reunieron con el cuñado de Castro son: Devis Rivera, quien grabó el encuentro con un reloj espía. También participaron en la cita los narcotraficantes Ramón Matta Waldurraga, Carlos «El Negro» Lobo y Héctor Fernández Rosa, alias «Don H».
Así las cosas, el gobierno de izquierda de Xiomara Castro trata de apagar fuego con fuego, arengando a sus seguidores para que las defiendan de lo que, al igual que los dictadores Daniel Ortega, en Nicaragua, y Nicolás Maduro, en Venezuela, llaman «injerencia de Estados Unidos» e «intento de golpe de Estado».
(Con información tomada de BBC News y AFP)