La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, aislados de la comunidad internacional, continúa fortaleciendo sus relaciones diplomáticas con países alejados de la región latinoamericana. Este lunes, 13 de mayo, el gobierno sandinista designó a Tatiana Daniela García Silva como la nueva embajadora de Nicaragua ante Turkmenistán, un país ubicado en Asia Central.
Por medio de su alocución vespertina en los medios oficialistas, la vicedictadora y portavoz del régimen orteguista anunció que García «estará presentando sus cartas credenciales en la próxima semana».
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Murillo también envió sus «saludos» y «reconocimiento» al pueblo y gobierno turcomano, especialmente a su ministro de Relaciones Exteriores, Rashid Meredov, y al presidente Serdar Berdimuhamedow.
Con la entrega de este nuevo consulado, García Silva está siendo ubicada en el «selecto» grupo de «superembajadores» de la dictadura sandinista. Antes de Turkmenistán, García Silva había sido designada como embajadora en Egipto y Türkiye, dos legaciones diplomáticas que Ortega despojó a Mohamed Farrara Lashtar, ciudadano de origen Libio y sobrino del desaparecido dictador de ese país, Muamar el Gadafi, lo que pareciera ser un intento de Ortega por irse deshaciendo del lastre heredado por Gadafi, su benefactor internacional en los años 90, cuando Ortega estaba en la oposición y tampoco trabajaba.
La funcionaria nicaragüense también se ha desempeñado en el departamento de seguimiento técnico de proyectos de la cooperación en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua (MINREX) y ha sido subdirectora de Ceremonial y Protocolo y titular de la Dirección de Participación Juvenil en la Cancillería.

Situación política en Turkmenistán
De acuerdo a la organización Freedom House, Turkmenistán «es un estado autoritario represivo, donde los derechos políticos y las libertades civiles son prácticamente negados en la práctica».
Semejante a la situación en Nicaragua, en el país asiático las elecciones «están fuertemente controladas, garantizando victorias casi unánimes para el presidente y sus seguidores». La economía está dominada por el Estado, la corrupción es sistémica, los grupos religiosos son perseguidos y la disidencia política no es tolerada.
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Desde su independencia en 1991, Turkmenistán ha sido gobernado por un solo partido político, el Partido Democrático de Turkmenistán, y por líderes que han mantenido un control firme sobre todos los aspectos gubernamentales y sociales.
El presidente de Turkmenistán, que ejerce un poder considerable, es también el jefe del Estado y el jefe del gobierno. Gurbanguly Berdimuhamedov, quien ocupó la silla presidencial durante 15 años, anunció en febrero de 2022 que renunciaría. Su hijo, Serdar Berdimuhamedov, fue elegido en marzo con casi el 73% de los votos, superando a otros ocho candidatos que los observadores consideraron «no competitivos».
Desde el año pasado, el régimen nicaragüense ha intentado «desesperadamente» establecer relaciones diplomáticas más estrechas con países donde Estados Unidos, la Unión Europea y otras organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos tienen menos influencia, evitando así las críticas a su forma de gobierno dictatorial.