La Fundación del Río informó que desde enero hasta el siete de abril de 2024, Nicaragua ha presentado un incremento del 44% en incendios forestales, relacionados a anomalías térmicas o puntos de calor.
Por medio de un informe, la organización ambiental agrega que en lo que va del año, «existe un acumulado de 888 incendios, con un área quemada total de 287,792 hectáreas en todo el país».
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Los análisis realizados por la organización mostraron que en la semana del 7 de abril de 2024 «el área quemada representaba un aumento en comparación del promedio histórico entre los años 2012 y 2023», el cual «coincide con las emisiones de dióxido de carbono que han acumulado tres toneladas métricas en lo que va de este año».
El reporte indica que «la mayor cantidad de anomalías térmicas o puntos de calor se concentran en la región autónoma de la Costa Caribe Norte y Sur, León y Chinandega». «Los territorios Miskitu de Prinzu Awala y Prinzu Auhya Un, ubicados en el municipio de Prinzapolka, son los que han sido más impactados por los incendios con un área quemada de más de 43,000 hectáreas», agrega.
De igual manera, los siniestros forestales que ocurrieron en las Segovias han generado daños en al menos dos importantes áreas verdes de Nicaragua. Una de ellas se ubica a 10 kilómetros al noroeste de Ocotal, con un área de 1,923 hectáreas quemadas que afectaron en uno de los bordes de la Reserva Natural Serranía Dipilto, en Jalapa. El segundo territorio se encuentra a 7 kilómetros al oeste de El Jícaro, el cual resultó con 676 hectáreas carbonizadas.
La organización ambiental indicó que las áreas protegidas con mayor incidencia de incendios han sido la Reserva Natural de BOSAWAS (9,039 hectáreas quemadas) la Reserva Natural de Wawashang (3528 hectáreas quemadas) y la Reserva Natural Volcán Cosigüina (1722 hectárea quemadas).
Otras áreas protegidas impactadas por incendios y quemas agrícolas son las Reservas Naturales Cerro Cola Blanca, Cerro Santa Cruz, Cerro Silva, Cerro Punta Gorda, Cerro Quiebuc y Limbaika.
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Completan la lista las Reservas Naturales Las Brisas y los complejos volcánicos Momotombo y Momotombito, Telica-Rota, San Cristóbal, Casitas, Chonco y Delta del Estero Real. La Reserva Biológica Marina de Cayos Miskitos y la Reserva Biológica Indio Maíz también se vieron afectadas por los siniestros.
La Fundación del Río recopiló estos datos gracias a las herramientas proporcionadas por diversos sistemas satelitales de información sobre incendios forestales como: Global Fire Dashboard (GFD), de Greenpace, Global Wildfire Information System (GWIS), de la Unión Europea, Fire Information for Resource Management System (FIRMS) y la NASA, en Estados Unidos.
Incendios forestales alarman al país
Según un estudio divulgado por Fundación del Río, en el primer semestre de 2023 se registraron 1,936 incendios forestales en Nicaragua, es decir, 1,703 más que los 233 reportados por instituciones gubernamentales en ese mismo año.
El organismo independiente, anulado por el régimen orteguista por críticas a su gestión medioambiental y de protección al suelo, informó que hubo un aumento de siniestros, específicamente en las áreas protegidas, territorios indígenas y afrodescendientes del Caribe del país, que las autoridades se niegan a reconocer.
De acuerdo al presidente de la organización, Amaru Ruíz, «el régimen de Nicaragua aún no aprende del pasado, ni acata las lecciones de incendios forestales como los ocurridos en la Reserva Biológica Indio Maíz, en 2018».
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El activista ambiental criticó al Ejército de Nicaragua por la «fachada» de campaña que lanza cada año con la finalidad de prevenir y controlar los incendios forestales. «No están preparados, ni bien organizados para hacerle frente a los siniestros, sobre todo ante aquellos de grandes magnitudes», afirmó.
«Al país todavía le faltan equipos, medios y capacidades para enfrentar los incendios forestales. Uno ve al Ejército en sus notas y ahí está la evidencia de cómo están atendiendo los incendios y todavía siguen con pala, agua, picos y macanas para apagar incendios en un bosque de pinos», señaló Ruíz.
El presidente de la Fundación del Río explicó que en estos casos la «combustión que llega a los incendios forestales en bosques de pino es demasiado alta y peligrosa». Incluso, Ruíz advirtió que los propios brigadistas se «ponen en peligro» cuando se lanzan a sofocar los siniestros.