Monseñor Rolando José Álvarez Lagos se ganó el corazón de los matagalpinos desde hace más de una década. Han pasado 13 años desde que asumió el obispado de la Diócesis de Matagalpa, el dos de abril de 2011. El papa Benedicto XVI lo nombró en dicho cargo el ocho de marzo, pero fue el segundo día del mes siguiente que tomó posesión.
Su carácter jovial y carisma lo llevó a ser un pastor con olor a ovejas, que experimentó la cercanía de la feligresía. A caballo, en panga, a pie o en su vehículo llegó a las comunidades más recónditas de su diócesis.
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Lo vimos danzar en las jornadas de pentecostés, jugar fútbol con un grupo de niños, pedir que se respete la patria, abogar por la libertad de los presos políticos, denunciar la represión estatal y oficiar una misa en las afueras de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) en Managua con los familiares de los detenidos en las protestas sociales.
Ese hombre de mediana estatura y voz apacible es un referente de ministerio en Nicaragua, un pastor que se negó al exilio y solo por órdenes del papa Francisco dejó el país el pasado nueve de febrero de 2024.
Sufrió cárcel desde el 19 de agosto de 2022. Por más de 500 días la dictadura le negó a la feligresía los mensajes de su pastor, las visitas que organizaba el obispo a las comunidades alejadas, calló la voz del profeta sometiéndolo a un martirio en la cárcel.
Para la investigadora y abogada Martha Patria Molina, Nicaragua y la Iglesia católica ha sido bendecida con tener excelentes pastores, entre ellos monseñor Rolando José Álvarez, quien hoy cumple 13 años de haber sido ordenado obispo.
«Lamentablemente en este momento él está realizando su labor pastoral fuera de Nicaragua únicamente por decir la verdad que emana del Evangelio. En sí es un anuncio y denuncia constante de todas las arbitrariedades que cometen los dictadores de nuestros tiempos, que son los faraones que menciona la Biblia», afirmó,
«Es una alegría contar con él y que continúe su misión fuera de Nicaragua porque en Nicaragua habían planes para asesinarlo. Gracias a Dios él ya está en libertad, pero sé que extrañando mucho la misión que él realizaba en Nicaragua. Vendrán tiempos mejores y en su momento le tocará retornar al país y lo que hay que hacer siempre es orar por su ministerio», añadió.
El periodista en temas religiosos Israel González Espinoza considera que los 13 años de obispo de monseñor Rolando Álvarez representa, no solo la fortaleza espiritual de una Iglesia que ha sido valiente, que se ha puesto del lado de los derechos humanos, del lado de las víctimas de la represión del Estado; sino también el compromiso con la evangelización y con las líneas programáticas que el papa Francisco ha venido impulsando en la Iglesia.
«Recordemos que monseñor Rolando Álvarez llegó a ser obispo de Matagalpa, uno de los más jóvenes del mundo y todos en Nicaragua recordamos sus formas de evangelizar, dinámicas alegres, dando prioridad a la voz de la Iglesia dentro de los medios de comunicación social», manifestó.
«Estos 13 años son un momento para agradecer como católicos el ministerio pastoral de monseñor Álvarez y también para orar por la situación especial en la que está el obispo desde que fue desterrado del país», agregó.
Según González Espinoza, el prelado es una voz valiente, profética, al servicio del pueblo, cercano a los jóvenes, cercano a los hombres y mujeres de prensa, que valoraba el trabajo de los medios de comunicación y que si estaba en su disposición siempre atendía a los periodistas.
«Es un momento para celebrar el ministerio pastoral de monseñor Rolando Álvarez, orar para que pronto pueda cesar la persecución religiosa y monseñor pueda volver a pastorear su diócesis de Matagalpa como siempre lo habría querido», remarcó.
El periodista asegura que monseñor Álvarez, desde donde esté, ora fervientemente por Nicaragua. Dice que está pendiente de todas las informaciones sobre el país y continúa poniendo lo mejor de sí a las personas que se acercan a él.
«Los nicaragüenses quisieran escucharle, oír sus palabras. Tal vez es el momento del silencio. Tenemos que entender que hay silencios que son necesarios, que son prudentes. Los católicos de Matagalpa deben estar seguros que monseñor Rolando Álvarez les ama profundamente», concluyó.
El obispo fue sometido a un juicio sumario donde lo declararon traidor a la patria. La dictadura lo condenó a más de 26 años de cárcel y le arrebato la nacionalidad nicaragüense. Además, ordenó la confiscación de sus bienes.
Reconocen su misión pastoral
En abril de 2023 la vida religiosa de la Iglesia católica española otorgó a monseñor Rolando Álvarez el premio «CARISMA» en la categoría «Misión y Cooperación» por el compromiso del religioso con la lucha por la libertad del pueblo de Nicaragua.
El 26 de octubre el prelado recibió el Premio ODCA de Derechos Humanos de la Organización Demócrata Cristiana de América (OCDA) en reconocimiento a su defensa por los derechos humanos en Nicaragua y por contribuir con la paz y la justicia del país.
El 13 de diciembre el purpurado fue propuesto al para el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2023 que otorga el Parlamento Europeo. Este galardón se concede anualmente desde 1988 a personas y organizaciones que defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales.
En noviembre la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (Cid Gallup), de Costa Rica, reveló que el 48% de los nicaragüenses considera al obispo Rolando Álvarez como una de las personalidades más populares del país. Es el único pinolero que aparece en el ranking y está entre los diez personajes más destacados de América Latina.
Monseñor Rolando Álvarez era el único obispo preso bajo la dictadura de Ortega y Murillo, pero el régimen emprendió una cacería de religiosos que piden en sus oraciones por el alto jerarca católico.
En los últimos días de 2023 se ha conocido el secuestro de unos seis sacerdotes, incluido el obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro Mora Ortega, quien expresó públicamente que los miembros de la Conferencia Episcopal oran por su hermano en prisión.
El religioso fue sometido al martirio en prisión, el rostro del obispo de Matagalpa es la cara visible de la persecución estatal contra la Iglesia católica. Álvarez ha desafiado a la pareja dictatorial conformada por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Resistirse al destierro le valió los ataques del régimen.