El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, intentó justificar la desnacionalización de 317 nicaragüenses por ser supuestamente «traidores de la patria». En el acto conmemorativo al noventa aniversario de la muerte de Augusto Sandino, celebrado este 21 de febrero, el dirigente del régimen dijo en tono burlesco que aquellos opositores desterrados «ya deben de hablar como españoles».
Desde el exilio, los opositores criticaron las palabras de Ortega, sobre todo, porque fue otro «discurso que ha sido repetido hasta el cansancio». De igual manera, los nicaragüenses expresaron que estas declaraciones solo «demuestran la soledad internacional del régimen», ya que criticó a países como España y Estados Unidos solo apoyar a aquellos a quienes les arrebató su nacionalidad.
Alex Hernández, opositor y exreo político, comentó en su cuenta de X que «el dictador asesino de Nicaragua no está tan senil, ya que todavía se acuerda del crimen de lesa humanidad que realizó en febrero de 2023 y se mofa de ello». De acuerdo con el nicaragüense desterrado, «en la historia del país, no hubo ni habrá un peor vende patria que Daniel Ortega».
Al recordar la lógica presentada por Ortega, la poeta y novelista Gioconda Belli mencionó que «Somoza podría haber expatriado a Ortega por ser un ‘traidor de la patria’» cuando participó dentro del Frente Sandinista en los años setenta. A su vez, la opositora declaró que el dictador «ha dejado en evidencia su ciega intolerancia, al decir que alguien puede perder su patria solo por no estar de acuerdo con alguien que ha mal gobernado su país».
Por otro lado, la historiadora y exguerrillera sandinista, Dora María Téllez, dijo a Artículo 66 que «Ortega ya no tiene nada que decir». «En sus discursos nunca menciona los problemas críticos que enfrenta la sociedad nicaragüense, por lo tanto, solo le queda repetir la misma historia una y otra vez», explicó.
De igual manera, la activista política consideró que «Ortega volvió a demostrar su miedo en contra de los opositores desterrados». Según Téllez, «el régimen exilió a todos sus críticos porque tenía miedo de que generaran un liderazgo opositor dentro del país».
Noticia relacionada: Ortega se mofa de dejar apátridas a más de 300 nicaragüenses
Por último, la opositora remarcó que, cuando Ortega habla sobre los países que ofrecieron nacionalidad a los 317 nicaragüenses, «solo está confesando su aislamiento internacional».
En la misma línea, el periodista Wilfredo Miranda declaró que «a los Ortega y Murillo les debe de preocupar la imagen que presentan ante otros países, debido a que la comunidad internacional solo les ofrece un banquillo de acusados por criminales de lesa humanidad. Un pasaje directo a la infamia de la historia», agregó.
Además, el periodista consideró que «en su discurso, Ortega nos llamó dos veces ‘apátridas’, ya que le arde que tengamos nacionalidad, la cual fue dada por muchos países; así como por no poder quitarnos nuestra nicaraguanidad».
«Se deben sentir muy contentos de ser yanquis»
En el acto ocurrido este 21 de febrero, el caudillo sandinista aprovechó el evento público, transmitido en televisión nacional, para mencionar a los «traidores a la patria» en referencia a los opositores que obligó al destierro y exilio, a los que despojó de la ciudadanía y confiscó sus bienes.
Ortega rememoró que los expresidentes nicaragüenses Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro permitieron la ocupación de Estados Unidos en Nicaragua y los comparó a opositores desterrados bajo su dictadura.
«Dejaron de ser nicaragüenses (los expresidentes), como esos que han dejado de ser nicaragüenses y están ahora en los Estados Unidos y ahora son ‘yanquis’. Se deben sentir muy contentos de ser ‘yanquis’. Otros están en España, se sienten españoles, muy contentos de ser españoles, ya deben hablar hasta como españoles», dijo Ortega en tono irónico entre risas.
Noticia relacionada: Daniel Ortega justifica despojo de nacionalidad nicaragüense a opositores
Hace un año, el nueve febrero de 2023, la dictadura decidió entregar 222 presos políticos a Estados Unidos para que los llevaran a su país. Posteriormente, ya en territorio norteamericano, los nicaragüense se dieron cuenta que el régimen, de manera completamente arbitraria, decidió arrebatarles su nacionalidad.
Poco después, el 15 de febrero de ese año, el Estado decidió anularle la nacionalidad a otros 94 nicaragüenses exiliados y a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, quien estaba encarcelado por el régimen.