La vicedictadora de Nicaragua y vocera gubernamental, Rosario Murillo, continúa con sus discursos de odio contra la Iglesia católica y la oposición política a quienes tildó de basura y de «cuantos», y los acusó de lanzar falsedades, oprobios y mentiras, contra su gobierno, al tiempo que se jactó de desterrarlos diciendo que han «desterrado el odio».
En su monólogo del martes, 16 de enero, transmitido a través de los medios de la propaganda oficialista, la también primera dama inició anunciando que este miércoles, 17, darán a conocer el trabajo a realizarse este año por el Consejo Nacional de Universidades (CNU), los que desarrollarán, según dijo «entre el odio y la maldad de unos cuantos, que ni pudieron, ni podrán», refiriéndose a sus críticos.
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Inmediatamente, Murillo cargó contra la Iglesia católica, la oposición y los medios de comunicación independientes, a quienes, llamándolos «cuantos» acusó de rebuscar «entre la basura», cualquier cosa que puedan «falsear más todavía», porque, según la vicedictadora, todos los señalamientos de crímenes y violaciones a los derechos humanos que se le hacen a su gobierno «son falsedades, son mentiras, son oprobio, son calumnias, las que alzan, las que levantan».
«Cómo rebuscan entre los basureros, entre ellos mismos, porque ahí están en los basureros, cualquier cosa que falsean, falsean todavía más, para atacar», se quejó Murillo.
Asimismo, la segunda al mando de la dictadura celebró los destierros aplicados contra opositores y religiosos diciendo que han alejado «el odio y la perversión»
«Aquí, en esta Nicaragua, el odio se ha desterrado. Se ha venido desterrando la maldad y la perversión, están allá lejos, donde deben estar», vociferó Murillo, en clara alusión al exilio forzado ordenado por su régimen contra 39 sacerdotes, entre ellos dos obispos, así como contra 222 exreos políticos y de decenas de miles de nicaragüenses que piensan diferente a los sandinistas.
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Murillo ataca al clero católico por tercera vez en los primeros 16 días del año, pese a que hace tan solo 48 horas antes, en un comunicado informando sobre el destierro de 19 sacerdotes que estaban injustamente encarcelados, su tiranía llamó al pontífice de Roma «Santo Padre» y aludió al Vaticano, contra el que despotrica constantemente, «Santa Sede».