En medio de la persecución a la Iglesia católica, el encarcelamiento de uno de sus obispos y del destierro de decenas de sacerdotes, la vicepresidente de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció una misa por el 60 aniversario de «los héroes y mártires de Raití-Bocay».
La actividad religiosa que promueve la portavoz de la dictadura orteguista, está prevista para este fin de semana —sin especificar el día— y será presidida por el sacerdote orteguista Antonio Castro, párroco de la Iglesia a La Merced, del barrio Larreynaga, en Managua, quien ha utilizado el templo religioso para reiterar su fidelidad a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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«Recodamos, invocamos y sobre todo celebramos la vida de nuestros «héroes y mártires de Raití-Bocay. Este fin de semana habrá eventos religiosos dando gracias a Dios por sus vidas», anticipó la esposa del dictador Daniel Ortega.
Esta actividad, que no será más que una ocasión para rendirle honor al régimen sandinista, se suma a otras que el sacerdote Castro ha hecho en medio de la guerra sin cuartel que desde el 2018 enfrenta la Iglesia católica por parte de la dictadura orteguista.
La fidelidad de Antonio Castro a la dictadura de Ortega
Antonio Castro, reconocido militante del régimen orteguista, en 2018 dedicó su homilía (en el día de la fiesta litúrgica de Jesucristo Rey del Universo) para adular al líder comunista cubano Fidel Castro y hacer loas a su «solidaridad» para con distintos países de América Latina, incluida Nicaragua.
No es la primera vez que el sacerdote orteguista Antonio Castro convierte el púlpito de su parroquia en una tarima para hacer loas al partido de gobierno, o a figuras adoradas dentro del oficialismo, como es el caso del fallecido líder comunista cubano.
En noviembre de 2016, ataviado por una estola roja (símbolo del martirio en la Iglesia Católica), Castro celebró una misa por el primer aniversario de fallecido de Fidel Castro; desplegando en el altar mayor una enorme bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
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También, en esa ocasión, se desplegó en el mismo altar una enorme bandera de Cuba con la efigie del revolucionario argentino Ernesto «Ché» Guevara.
Además, la parroquia La Merced de Managua ha recibido de modo sostenido, a lo largo de muchos años, fondos públicos destinados al «mantenimiento de la parroquia». Sólo en el año 2012, por ejemplo, este templo recibió una partida presupuestaria de 200 mil córdobas por parte de la Asamblea Nacional, controlada por el orteguismo.
En 2020, la Arquidiócesis de Managua había informado que el polémico religioso fue removido de su cargo como vicario foráneo de la zona pastoral central, afirmando que Castro había «presentado su renuncia desde hace varios meses».
Castro es uno de los pocos religiosos en Nicaragua que no se atreven a condenar las acciones represivas del régimen Ortega y Murillo en contra de la Iglesia Católica, mucho menos ha demando la libertad de sus hermanos sacerdotes que han sido víctimas de encarcelamientos, como el que sufre desde el cuatro de agosto de 2022 monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa.