El documental «Patrullaje», que visibiliza la lucha de los indígenas Rama y Kriol en Nicaragua, se alzó este viernes, 29 de septiembre, con el premio Jackson Wild, uno de los galardones más importantes del cine ambientalista en Estados Unidos.
El audiovisual fue dirigido por los cineastas Camilo de Castro y Brad Allgood. Desde 2016 y por varios años, los productores visitaron la Reserva Biológica Indio Maíz para realizar un documental sobre las amenazas de la deforestación y las violaciones de los derechos indígenas.
La selva tropical de aproximadamente 2.600 kilómetros cuadrados que se extiende hasta Costa Rica es refugio de biodiversidad y hogar sagrado del pueblo indígena rama. Pero a pesar de las protecciones legales, ha visto llegar cada vez más colonos.
Noticia relacionada: Nicaragua, entre los 10 países «menos verdes» del mundo, con un acelerado avance de la deforestación
Desde el estallido de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega en 2018, que fueron violentamente reprimidas con un saldo de más de 350 muertos, la situación en Indio Maíz no ha hecho más que empeorar, y la represión cada vez más intensa de los opositores ha hecho que sea demasiado peligroso para los cineastas regresar. De Castro tuvo que huir de su país, tras la persecución que mantiene el régimen orteguista.
Gracias a gente dentro del país que les enviaba actualizaciones e imágenes a través de la aplicación cifrada Signal, los cineastas estrenaron «Patrullaje» el pasado mes de mayo, en el festival estadounidense de documentales Mountainfilm en Telluride, Colorado.
El documental sigue a indígenas ramas y nativos afrodescendientes mientras patrullan sus tierras en canoas y a pie a través de la densa y traicionera selva, sorteando la furia de los ríos, lidiando con garrapatas y jaguares.
Narra sus encuentros con grupos cada vez mayores de colonos ilegales recién llegados. Muchos trabajan para ricos ganaderos que viven fuera de la reserva y les pagan por talar y limpiar la tierra antes de que lleguen las vacas.
Durante la filmación, una patrulla indígena encuentra una gran hacienda ganadera enclavada en plena reserva, y lo informa a la Policía y a funcionarios del gobierno nicaragüense. La respuesta que reciben es que deben pagar si quieren que la Policía investigue, mientras una reunión con un ministro nunca llega a concretarse.
Hasta la fecha, el conflicto por la tierra ha generado violencia con asesinatos de indígenas por parte de colonos, muchos de los cuales quedan impunes y de los que el régimen de Daniel Ortega se hace de «la vista gorda».