Visitar la «Gran Sultana», Granada, es como retroceder en el tiempo. Hay en cada estructura una huella colonial, una arquitectura histórica: casas con techos de tejas, paredes anchas de talquezal y sus amplias puertas. A eso hay que sumarle cada uno de sus templos católicos, estilo barroco y neoclásico.
Parte de los quinientos años de historia de la ciudad colonial se encuentran guardados en el cementerio principal de esta ciudad, donde sus distinguidos ciudadanos decidieron construir con arte y elegancia su última morada, que es también evidencia del caudal económico de las familias de antaño.
En la amplia entrada al cementerio se encuentran las legendarias palmeras que ven ingresar a cada uno de los coches fúnebres que llevan cargando al féretro de algún deudo granadino. La cápsula mortuoria, brillante, tallada en madera es bajada frente a la bella e imponente Capilla de las Ánimas que inició su construcción en el año 1871 y culminó en 1922. 51 años de fino trabajo.
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El arquitecto e historiador granadino Fernando López, resalta que la Capilla de las Ánimas, es una obra impresionante de arte neoclásico. Algunos escritores de la ciudad, llegan incluso a verle parecido a la Madeleine de París. «Dentro de sus elementos neoclásicos, se encuentran el frontis piso, las gradas, los dinteles rectos y el techo a dos aguas, así como sus decoraciones de las ménsulas y las columnas con estrila que la hacen única en su estilo neoclásico en Granada», remarcó el historiador.
Criptas y bóvedas de precioso mármol
El camposanto de la ciudad colonial es resguardado las 24 horas del día. En él hay riqueza e historia. No hay quien se resista a admirar sus bellos e impresionantes mausoleos y criptas, las que encierran un ambiente más allá de lo terrenal, bajo la custodia de ángeles esculpidos en blancos y negros mármoles y que destacan bajo el despejado cielo azul del verano.
Este sitio histórico es considerado por sus habitantes como un museo de cielo abierto, donde en cada una de sus lápidas, se encuentran los nombres de célebres personajes que descansan «con la esperanza de la resurrección».
Dentro de los insignes hombres del pasado que allá descansan, se cuentan los restos de al menos diez políticos conocidos, entre ellos el primer mandatario nicaragüense Fruto Chamorro, que gobernó la nación en el período de 1853-1854, así como el general Joaquín Zavala, que se mantuvo en el poder desde 1879 a 1883, bajo el período de los 30 años conservadores.
Este camposanto es resguardado las 24 horas del día, por su imponente belleza. De arte neoclásico, algunos escritores de la ciudad llegan incluso a verle parecido a la Iglesia de la Madeleine de París.
Una de las características de este cementerio que fue construido pocos años después de la independencia, es que todas sus bóvedas y monumentos se revisten de color blanco que representa la paz, pureza, y la limpieza impecable que los administradores procuran mantener en cada uno de sus andenes.
Aquí también descansan los restos del poeta Pablo Antonio Cuadra, una de las principales figuras del vanguardismo en Centroamérica, así como los del poeta Carlos Martínez Rivas, Lorenzo Guerrero y el político e historiador José Joaquín Cuadra Cardenal, un eterno enamorado de la belleza e historia de la ciudad colonial.
Hasta en su última morada, los granadinos mantienen su estrato social, el cementerio se encuentra dividido en varias secciones. En la «A» se contemplan bóvedas de familias renombradas, con capillas de estilo gótico y románica, como la cripta de la familia Pellas.
«Este mausoleo de la familia Pellas es un templete griego. La primera sección y segunda del cementerio es una plataforma, para que uno pueda admirar todo tipo de realizaciones escultóricas en diferentes estilos arquitectónicos, como el neoclásico con temas alusivo a lo religioso en sus maravillosas piezas elaboradas con mármol de carrara, traído desde Italia por familias de origen italiano, como los Pellas, Solari y los Faviles», mencionó el historiador Fernando López.
Visitas de turistas locales y extranjeros
Las familias granadinas guardan una gran reverencia por sus deudos. Sus tumbas las remozan acercándose cada dos de noviembre, día de los fieles difuntos. No obstante, existen criptas que se vienen deteriorando por el paso del tiempo, porque toda su generación se viene «borrando» de la tierra.
Julio Gómez, es uno de los más de diez albañiles que se mantienen en la entrada principal del santuario de los difuntos en espera de un trabajo de remodelación o pintura de bóveda. También ofrece su talento para sellar una lápida de un difunto fresco, si es requerido.
«Este cementerio nos ofrece trabajo a más de diez personas que estamos listos para remodelar bóvedas y hasta lavar la tumba de un deudo», resaltó Gómez.
En la primera etapa ya no se encuentran lotes vacíos y los pocos que hay las familias los llegan a vender hasta en cinco mil dólares, relatan algunos pobladores.
Algunos prestadores de servicios turísticos de la ciudad colonial tienen los planes de incluir dentro de su itinerario al Cementerio de Granada por la riqueza e historia que guarda uno de los camposantos más grandes, en una de las ciudades más antiguas de Latinoamérica fundada por los españoles.
La morada de los fieles difuntos, fue ampliada en una segunda y tercera etapa, ante la falta de espacios para enterrar a nuevos deudos. Este proyecto se realizó bajo la administración de la exalcaldesa Julia Mena, que llegó a la silla edilicia en el año 2017 y que repentinamente desapareció de la vida pública.
Por: Voces Unidas.
