El acostumbrado tono incendiario y ofensivo de Daniel Ortega se quedó debajo de la mesa cuando el tirano sandinista iba a referirse al último fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de La Haya, del pasado 13 de julio de 2023, que le dio la razón a Colombia en una disputa de territorio marítimo más allá de las 200 millas náuticas que había incoado el régimen de Managua en el alto tribunal internacional.
«Con Colombia la situación ha sido más complicada», empezó diciendo con tono apacible Ortega, tras enumerar las otras disputas que el país centroamericano ha emprendido contra sus vecinos Honduras y Costa Rica, en el mismo tribunal de La Haya, Holanda.
Ortega apareció, durante la celebración por el 44 aniversario del triunfo de la revolución sandinista, únicamente acompañado de líderes de Burkina Faso, Biolorrusia e Irán y aplaudido por una portátil de miembros de la Juventud Sandinista. En su acto partidario, el caudillo rojinegro se desgajó rememorando su papel como «mediador» en los años 90 entre el gobierno colombiano de la época y los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes sembraban el terror en ese país suramericano, y aprovechó esos recuerdos de «líder negociador» para llamar al presidente Gustavo Petro a atender el fallo de la CIJ.
«Con esto quiero decir que no hemos sido naciones ajenas a los procesos de paz, no hemos sido naciones que hayamos tenido grandes confrontaciones en otro orden. Los problemas han sido de orden limítrofe, entonces si la Corte ya falló a favor de ellos (2023) y la Corte ya falló a favor nuestro (2012), entonces ahí tenemos la salida para ya plasmar esto en un decreto, un acuerdo, donde queda claro que Nicaragua ya es dueña, como en efecto lo es, y está ejerciendo soberanía en esos 75 mil kilómetros cuadrados que le dio la Corte en el Mar Caribe», dijo en con un extraño cansancio el dictador de 78 años.
«Ahí estamos 1 a 1. Un fallo nos beneficia a nosotros y otro los beneficia a ellos. Hay que acatar, dijo Ortega. Acto seguido lanzó lo que parecía una súplica: «Con el mejor espírito de entendimiento, de paz, le hago llegar este mensaje al presidente Petro», cerró diciendo Ortega antes de meterse a hablar de otro tema.
El fallo de la CIJ
La máxima corte de la ONU dijo en su resolución del pasado 13 de julio que «rechaza» los argumentos de Nicaragua contra una sentencia de 2012 que le otorgó una gran extensión de sus zonas marítimas en el Caribe, sin ir más allá de las 200 millas náuticas que le harían solapar la soberanía de siete islas colombianas.
La resolución fue celebrada por el mandatario colombiano Gustavo Petro, quien, inmediatamente después de conocerse el fallo, expresó en su cuenta de Twitter que la sentencia había sido una «gran victoria para Colomia», al tiempo que informó a sus seguidores que «la CIJ no accedió a las pretensiones de Nicaragua sobre expandir su plataforma continental. Esperamos con este fallo cerrar la controversia limítrofe y abocarnos a llevar desarrollo sostenible a nuestro archipiélago», afirmó Petro.
Nicaragua reclamaba delimitar su plataforma continental en el Caribe, alegando derechos sobre el lecho y el subsuelo marinos más allá de las 200 millas náuticas establecidas por el derecho internacional.
Sin embargo esa extensión supondría una superposición con la plataforma continental de Colombia en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
El litigio por este preciado espacio se remonta a 1928, cuando ambos países firmaron un tratado que reconocía la soberanía de Colombia sobre el archipiélago de San Andrés.
Managua, que desconoce la validez del acuerdo, presentó una primera demanda ante la CIJ en 2001, resuelta en 2012 cuando el tribunal le otorgó una área de aproximadamente 75.000 km2 en el mar Caribe, pero ratificó la soberanía de Colombia sobre el archipiélago.
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De esa forma, el fallo dejó a esas islas colombianas rodeadas de aguas territoriales nicaragüenses, una situación que derivó en otra disputa por la presencia de navíos colombianos en la zona.
A raíz del dictamen de 2012, el gobierno colombiano se retiró del Pacto de Bogotá, un instrumento que precisamente reconoce la jurisdicción de la CIJ para este tipo de controversias.
En 2013, Nicaragua presentó otra demanda ante la CIJ para exigir que Colombia se abstuviera de violar los espacios marítimos.
Colombia contrademandó a su vez a Managua por afectar la vida de la población raizal que vive de la pesca artesanal en estos territorios.