Este lunes se cumplen cinco años del ataque armado a Masaya, durante la llamada «operación limpieza», ordenada por el régimen de Daniel Ortega. La ciudad de las flores sería con la que más se ensañó la dictadura de Nicaragua
A las cinco de la mañana del martes, 17 de julio del 2018, paramilitares, vestidos con camisetas color azul y portando armas de guerra, entraron, abordo de camionetas Hilux, al barrio de Monimbó.
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Las principales entradas que conducen al barrio indígena fueron atacadas, según la investigación del mayor en retiro del Ejército de Nicaragua, Roberto Samcam, con armamento militar AKMS, AK – 47, M-24 SWS, fusiles Catatumbo, AK – 103, lanza granadas M-79, fusiles Dragunov, lanza cohetes RPG – 7, ametralladoras PKM y ametralladoras RPK.
La artillería pesada se impuso contra bombas de contactos, lanza morteros, piedras y tiradoras con las que se defendieron los jóvenes autoconvocados que tuvieron que huir para salvar sus vidas.
Mientras los hombres encapuchados y armados ingresaban a los distintos sectores de Monimbó, palas mecánicas iban desmontando las barricadas que los ciudadanos habían levantado para proteger sus vidas.
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Testigos y sobrevivientes de la arremetida, cuentan «el terror» que vivieron luego que los paramilitares ingresaban casa por casa para secuestrar a opositores. «Integrantes del Consejo del Poder Ciudadano o CPC andaban con lista en mano entregando a los chavalos que habían participado en las protestas, para luego torturarlos», narró una ciudadana, habitante del barrió Monimbó.
Dos «operaciones limpiezas» sufrió Masaya
Por su parte, el exreo y desterrado político Yubrank Suazo dijo Artículo 66 que «le es imposible no recordar el repique de campanas de la iglesia San Sebastián, a eso de las 5:30 y seis de la mañana, donde alertaban a los monimboseños de un ataque que se libraba en la zona norte de la ciudad de Masaya.
Recordó, además, que ese ataque sería el segundo que el régimen de Ortega realizaría a Masaya, «el primero fue el 19 junio, día en que fue asesinado Marcelo Mayorga, y que levantaron todas las barricadas que estaban en el centro de la ciudad».
«Recordamos el gran valor y gallardía de estos patriotas monimboseños que se rifaron a defender las barricadas, desde la esquina de Olinto Valle, y que resintieron desde las seis de la mañana hasta horas de la noche», remarcó.
Resaltó que ese 17 de julio fue asesinado el joven Erick López, originario de Monimbó, «siendo un día sangriento para los masayas que siguen resistiendo hasta el día de hoy».
Iglesia Magdalena destruida
Una de las iglesias católicas de Masaya que fue atacada por paramilitares, fue la parroquia Santa María Magdalena, en Monimbó. El sacerdote Pedro Méndez, quien estaba al frente del templo religioso fue golpeado y torturado.
En entrevistas y declaraciones anteriores, el religioso contó cómo fue encañonado por los encapuchados orteguistas, quienes profanaron la iglesia. «Me pusieron un arma en la boca, preguntaban dónde estaban las armas; buscaron y no encontraron nada», relató el padre.
Tras esa enbestida, el padre Méndez ha sido objeto de amenazas, asedio y persecución por altos jefes de la Policía. En abril de este año el comisionado Juan Valle, junto a otros oficiales, rodeó el templo católico; según testigos, con intención de secuestrarlo.
Desde el día de «la operación limpieza» a Monimbó, decenas de jóvenes decidieron exiliarse para salvar sus vidas. Hasta la fecha, Masaya es una de las ciudades de Nicaragua que sigue asediada por paramilitares.