Luego que la justicia orteguista, a través de la Policía, le imputó el delito de lavado de dinero a varias Diócesis de la Iglesia católica de Nicaragua, opositores han señalado que el objetivo del régimen de Daniel Ortega es «aniquilar» a la institución religiosa.
Para el abogado e integrante del consejo político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab) Juan Diego Barberena «lo que la dictadura pretende con esta última escalada represiva, es aniquilar a una Iglesia católica que ha estado al lado de la verdad, la justicia, la libertad y la democracia».
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Subrayó, además, que la administración Ortega y Murillo «pretende dejar sin ningún tipo de capacidad a la Iglesia para que siga siendo un espacio de ejercicio de la resistencia del pueblo nicaragüense y que mantenga incólume su posición de continuar ejerciendo libremente su derecho a profesar una fe».
En cuanto a la acusación contra de la Iglesia, por supuesto lavado de dinero, Barberena dijo que dicha imputación ya ha sido una tónica represiva para criminalizar el ejercicio de determinados derechos. «Hay que tener presente que ese comunicado —el de la Policía— es bastante confuso porque no establece la cantidad de dinero ni las circunstancias en las que fueron encontrados».
Además remarcó que la acusación «no establece ningún nexo causal para la existencia de lavado de dinero porque dicho delito es la legitimación de un capital que tiene procedencia ilícita por medio de negocios lícitos, y en este caso no hay detalles ni circunstancias de ningún marco asociativo que nos indique que la Iglesia católica de Nicaragua está cometiendo el delito de lavado de dinero».
Arturo McFields: «Podrían encarcelar al cardenal»
Por su parte, el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Arturo McFields dijo a Artículo 66 que «da la sensación de que Ortega quiere exterminar a la Iglesia católica».
«Incluso hay dos opciones que Ortega tiene, primero apostar por un modelo como el de China en el que la Iglesia católica tiene que someterse ante el Gobierno, firmar libros, rendir cuentas ante el Estado como que fuera su Vaticano, incluso, que los obispos sean nombrados directamente por Ortega y Murillo, pero lo que estamos viendo, da la sensación que está apostando por el exterminio de la Iglesia, más que una convivencia de sumisión total», analizó el opositor.
Por otra parte, McFields alertó de un posible arresto del cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua. «Yo así lo visiono desde el momento que le están pidiendo cuentas. Hay que recordar que aunque es el cardenal, hay un presidente de la Conferencia Episcopal, pero es a él a quien le piden cuentas».
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«Ortega está probando las aguas y de manera exprés podría encarcelar al cardenal como una forma de presión y de ejercer algún tipo de control absoluto y de demostrar que él está a cargo de la Iglesia en Nicaragua y no el Vaticano; y este arresto podría ser una amenaza real e inminente en el contexto de Nicaragua».
En un comunicado de la Policía, con fecha del 27 de mayo, el régimen asegura que, tras una supuesta denuncia, que no especifica de quién, procedieron a investigar y encontraron «centenares de miles de dólares escondidos en bolsas en diócesis del país». El comunicado es superficial y opaco pues no da mayores detalles.