El obispo auxiliar de Managua en el exilio, monseñor Silvio José Báez, reconoció, durante la homilía del quinto domingo de pascua, que «los tiranos no han podido someter» la grandeza, la dignidad y el espíritu indomable del pueblo de Nicaragua.
El obispo exiliado, que ofició este domingo desde la parroquia Nuestra Señora del Lago, en Chicago, Estados Unidos, aprovechó su prédica para expresar que «aún en medio de la opresión y la crueldad a la que sigue sometido nuestro pueblo, este ha demostrado su grandeza y su dignidad, su espíritu indomable y su vocación de libertad y de justicia”, porque es un pueblo “noble y creyente, que sigue resistiendo, soñando y luchando».
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Asimismo, durante la homilía, monseñor Báez dedicó un reconocimiento a todas las víctimas de la represión orteguista, que «son también un signo de Dios en nuestra historia», refiriéndose a los presos políticos, los exiliados, los perseguidos. Y destacó, entre esa larga historia de víctimas, «a nuestro amado hermano monseñor Rolando José Álvarez, obispo de Matagalpa, testigo del evangelio y profeta de Dios, injustamente ultrajado y encarcelado, por quien oramos y exigimos su liberación inmediata, que estamos seguros de que ocurrirá muy pronto».
La lectura de este domingo fue dedicada a las palabras que Jesús dirige a sus discípulos poco antes de su pasión y muerte, escritas en el evangelio de Juan, 14,1.
«Jesús les pide a sus discípulos que no se inquieten frente a los eventos trágicos de su pasión y de su cruz. Son inolvidables sus palabras: Que no se turbe su corazón, no pierdan la calma, no se dejan robar la paz, crean en Dios y crean también en mí», remarcó monseñor Báez.
Retomando esa enseñanza, el obispo recordó que, en la historia de los pueblos hay épocas históricas dolorosas, «en las que parecen prevalecer la ambición de poder, la irracionalidad de la violencia y el irrespeto a la libertad y a la dignidad de las personas», sin embargo, para el religioso, «delante de estas situaciones que a veces parecen desbordarnos, Jesús nos invita a confiar en Dios y a confiar en Él».
Destacó que la historia de Nicaragua, en estos últimos cinco años, no se puede comprender «sin la presencia y la misión de la Iglesia, que sigue siendo calumniada, perseguida y ultrajada» por denunciar la mentira y la injusticia, y defender a las víctimas y la dignidad de las personas. «La iglesia no se cansará de vivir animada por estas palabras y de anunciarlas a todos para dar fortaleza y mantener viva la esperanza», indicó Báez.
Llamado a la unidad
Monseñor Báez, una de las voces más críticas dentro de la Iglesia, contra la tiranía Ortega-Murillo, reflexionó que «en un momento de tanta polarización en nuestra sociedad, en medio de tantas confrontaciones inútiles entre los mismos que sueñan con un ideal de libertad, es consolador saber qué hay ‘un camino’, que nos puede acercar entre nosotros y encaminarnos a la verdad y a la vida. Es Jesús. Él es el camino más acertado para vivir, la verdad más confiable para orientarse, el secreto más esperanzador de la vida».
«De poco sirve que nos tildemos de conservadores o progresistas, de ser de derecha o de izquierda. Si queremos construir una sociedad nueva, es otra la opción que debemos hacer»”, exhortó el obispo auxiliar.
Para finalizar, el obispo instó a la unidad de la oposición. Monseñor Báez enseñó que «si elegimos a Jesús como camino, aprenderemos a ser tolerantes sin renunciar a la justicia, seremos capaces de unirnos sin sacrificar la diversidad, podremos promover la inclusión sin aceptar jamás la impunidad».