La Iglesia católica nicaragüense ha sido blanco de los ataques sistemáticos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo desde 2018 a la fecha. Durante este quinquenio se han registrado más de 500 agresiones a obispos, sacerdotes y laicos. Además, se han ejecutado asaltos y profanaciones a templos religiosos.
En esa cruzada antirreligiosa de la dictadura «cristiana» de Nicaragua, el régimen obligó al exilio a más de 50 sacerdotes, según un informe del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. Además, la dictadura ordenó el cierre de 13 medios de comunicación a cargo de la Iglesia.
En el reportaje «La agenda oculta de Daniel Ortega y Rosario Murillo: “Descristianizar Nicaragua”» de Artículo 66, expertos sostienen que en realidad la institución fundada hace más de 2 mil años está siendo «martirizada» por «un ateo» y «una bruja», anticristianos que se han disfrazado de creyentes porque tienen una agenda definida: «descristianizar» a Nicaragua.
Noticia relacionada: Ortega y Murillo recrudecen guerra contra Iglesia católica: Ataques se elevaron en 460%
Según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), la dictadura persigue el «propósito perverso» de destruir la autoridad de la Iglesia que le ha dado la ciudadanía nicaragüense a raíz de su labor pastoral en el contexto de la crisis social, política, económica y de derechos humanos que atraviesa el país desde abril de 2018.
Una Iglesia perseguida
Desde su fundación la Iglesia ha sido perseguida y ningún poder terrenal ha podido acabar con la institución en más de dos mil años. En Nicaragua, la dictadura ha ejecutado agresiones físicas a sacerdotes, obispos y el nuncio apostólico; la profanación de templos religiosos; el cierre de medios de comunicación de corte religioso; el encarcelamiento de sacerdotes, entre otros.
Un sacerdote nicaragüense, que conversó con Artículo 66 bajo anonimato, explica que la Iglesia es perseguida por predicar el nombre de Cristo y predicar la verdad, que eso irrita a los poderosos. Afirma que la Iglesia denuncia las injusticias que se cometen contra la dignidad de los hijos de Dios.
«Uno de los fundamentos y compromisos que tiene la Iglesia es defender a los hijos de Dios de las injusticias, no los defiende con armas porque la Iglesia no es bélica. El profeta anuncia y denuncia. A lo largo de la historia la Iglesia ha sido perseguida, más de dos mil años, ya tenemos experiencia en persecución», señala.
En la historia de Nicaragua la Iglesia también ha sido perseguida, confiscada, amenazada desde que el país se independizó del Reino de España, dice el religioso. Recordó que los gobiernos liberales y conservadores de aquel entonces fueron perseguidores de la iglesia cuando esta decía lo que no era correcto.
«En los tiempos de Somoza este respetaba a la Iglesia, pero al Cardenal (Miguel Obando) le llamaban el “Macho negro”, nos llamaban comunistas, siempre hubo persecución», manifiesta.
«Persecución sanguinaria»
El prelado asegura que la actual situación de persecución religiosa que ejecuta el régimen de Ortega y Murillo ha sido lo «más sanguinario contra la Iglesia», es una persecución «atroz, con saña, odio, quieren erradicar todo lo que es la Iglesia y esto es un error. La Iglesia no es de hombres, es de Dios y no pueden luchar contra Dios».
«Aunque ellos se proclaman creyentes, si en verdad ellos creyeran, no se prestarían a esos juegos que solo los provoca el demonio, que el demonio es el primero que quiere acabar con la Iglesia. Hay ese odio de satanás que utiliza a los hombres, les enreda el alma, la mente y los convierte en enemigos contra la Iglesia», refirió el sacerdote.
En cinco años, dice el religioso, los sacerdotes, obispos y laicos han sido amenazados, acosados, encarcelados y excarcelados, pero que la persecución sigue contra todo el clero. «Tenemos a un obispo preso, monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa. Es un ataque directo contra la iglesia. Están tocando la fe, que afecta directamente al mismo pueblo», criticó.
Afirmó que el nicaragüense es un pueblo cristiano que ama a Dios, la Iglesia, Virgen María y adora el Santísimo todos los jueves.
Rosario Murillo «se siente una diosa»
Rosario Murillo, la vicedictadora, es la principal figura política del régimen que ha lanzado ataques virulentos contra los religiosos desde los actos oficiales o en su letanía diaria en los medios de propaganda. Se ha desparramado en epítetos y peyorativos para los sacerdotes, obispos y El Vaticano.
Los ha llamado sepulcros blanqueados, golpistas, mentirosos, ridículos, ladrones, asesinos, pastores disfrazados, conciliábulos de odio y de miseria, terroristas, soberbios, demonios, enemigos de la patria, energúmenos, falsos y blasfemos, entre otros.
«Me da pesar, por más que ella quiere aparentar una realidad que no existe, ella es consiente que no tienen pueblo, que son mínimos. Tiene una lucha de querer aparentar una estabilidad que no la tienen. Desde el 2018 no tienen pueblo, nunca más volvieron a hacer sus manifestaciones como lo hacían en aquellos tiempos», asegura el sacerdote bajo anonimato.
El religioso manifiesta que Murillo es una mujer que está envuelta en una ambición que se le «comió el corazón» y que esa ambición al poder y al dinero la hacen «sentirse una diosa», que ella es la que manda, que es la que decide, incluso encima del propio Daniel Ortega.
«Ella es el poder detrás del trono. Ha creado un egocentrismo y le gusta, que el pueblo sepa que es ella la que manda. Ha caído en un pecado de creerse hasta Dios, de creerse intocable. Más bien para nosotros los religiosos da lástima, siento compasión por ella porque sea lo que sea es hija de Dios», remarca.
«Se ha dejado llevar más por la ambición del poder, de ejercer el mando y de tener dinero. Han hecho una fortuna a costillas del pueblo de Nicaragua y es una alma que se ha perdido. Perdió todo tipo de temor a Dios, de decencia y envolvió a sus hijos en sus pecados», agrega.
El sacerdote dice que Murillo es inteligente, pero la misma sabiduría la llevó a una ceguera espiritual y moral, que por eso está haciendo «desastres» en Nicaragua. «Yo le pido al Señor por ella, porque no es eterna y tarde o temprano Dios la mandará a llamar, como a todos nosotros y se encontrará con la realidad de los errores que ha cometido», revela el religioso.
El «silencio» de los obispos
Las acciones de la dictadura han llevado a que la comunidad internacional, El Vaticano y las Conferencias Episcopales de diversos países se pronuncien en solidaridad con sus hermanos nicaragüenses. Todos han pedido al régimen que cese la represión y los ataques sistemáticos a la Iglesia, pero hace oídos sordos a las solicitudes.
«La Iglesia siempre es prudente, pero hay cosas que ya no, cosas que sobresalen. Hemos tenido solidaridad. Ya el Papa se manifestó. La Conferencia Episcopal de los 80 (durante la primera dictadura sandinista) siempre defendió a la Iglesia y nunca permitió que se ofendiera a la Iglesia como se está humillando ahora», dijo.
El sacerdote católico recordó que en esos años se desterró a una decena de sacerdotes a un país de Centroamérica, pero eso no logró que los obispos de esos tiempos se quedaran callados. «Siempre denunciaban las injusticias que se cometían contra el pueblo», afirmó.
La fuente valora que hay un silencio que no es prudente porque los sacerdotes y obispos deben denunciar y exigirle a la dictadura que se respete a la Iglesia, al pueblo, a Dios, las cosas sagradas y la fe del pueblo, pero que, por el contrario, ahora hay un «silencio sepulcral».
«La Iglesia siempre sigue predicando aunque están prohibiendo lo más mínimo, la Iglesia está anunciando la palabra de Dios. Hay una situación muy dura en Nicaragua, la Conferencia Episcopal está muy hermética y a veces sentimos que no tenemos obispos», destaca.
El llamado a Ortega
El religioso hizo un llamado al régimen de Ortega y Murillo a que se arrepienta, que doblen sus rodillas, que verdaderamente se postren ante Jesús porque él vino a rescatar a su pueblo de la injusticia, del pecado, de la ambición, «de los poderosos nos vino a liberar».
«Ellos están ahí porque Dios lo ha permitido, pero para que hagan el bien no para que hagan el mal. Tarde o temprano entregarán cuentas a Dios de sus actos. Que le pidan a la virgencita que los ilumine y les cambie ese corazón de piedra por uno de carne, que reflexionen, sean humildes y sinceros, que caminen en la verdad porque mucha sangre, lágrimas, dolor y sufrimiento pesa sobre su conciencia», manifiesta.
«Ellos son la causa de mucha sangre, dolor y muerte. Les hago un llamado para que alcen su mirada al altísimo. Están poniendo en peligro la vida eterna de ellos. Yo le pido al Señor en mi eucaristía que los ilumine como al ladrón que estaba a la par de Cristo y se arrepintió y pidió perdón. Que se arrepientan y pidan perdón a Dios, al pueblo por el daño que han hecho y reparen hasta donde se pueda reparar. Busquen a Dios de corazón», agrega.
529 ataques en cinco años
Daniel Ortega arremetió el 28 de septiembre de 2022 contra la Iglesia católica y la acusó de ser una «dictadura» y una «tiranía perfecta» y de no practicar la democracia. Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
La Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés), ha condenado en diversas ocasiones la actuación del régimen Ortega Murillo contra la Iglesia nicaragüense.
El análisis denominado «Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida?» en su tercera entrega, liderado por la abogada Martha Patricia Molina, pone en evidencia que el régimen de Ortega y Murillo no ha dado tregua en sus ataques cada vez más violentos contra la Iglesia Católica durante los últimos 5 años, sino que los ha arreciado.
Solo en los primeros tres meses del presente año se registraron, según el estudio, 90 ataques directos contra el catolicismo, 80 más en comparación con el primer trimestre de los 4 años anteriores.
Prohibición de actividades religiosas
Los resultados del estudio destacan que, en el 2023, además de las agresiones directas contra la institución religiosa, también la dictadura atacó la fe del pueblo nicaragüense al prohibir todas las procesiones de Semana.
En su deriva autoritaria contra la Iglesia, la dictadura ordenó desplegar contingentes policiales en todos los templos católicos del país para asediar e impedir las procesiones y cualquier actividad religiosa que se intentara desarrollar en las calles.
Los dictadores prohibieron en Semana Santa de este año 3,176 procesiones. Entre ellas los tradicionales viacrucis que se realizan a nivel mundial. También han prohibido todo tipo de procesiones alusivas a celebraciones de fiestas patronales.
La mayoría de las actividades religiosas previo y durante la Semana Santa se celebraron en el interior de los templos religiosos ante la prohibición policial de las procesiones. Además, se registraron una serie de detenciones de feligreses católicos.