Campesinos nicaragüenses exiliados en el vecino país del sur, realizaron un viacrucis clamando por los presos políticos y denunciando la represión del régimen orteguista contra la iglesia católica. Los participantes llevaban una pancarta con la imagen de monseñor Rolando Álvarez.
La manifestación estuvo llena de simbolismo, los nicaragüenses portando carteles mediante los que solicitaban la libertad de 36 presos políticos en Nicaragua, entre estos monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, siendo el primer sacerdote apresado, acumula más de 200 días en poder de la dictadura de Ortega.
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Los ciudadanos siguieron cada estación de la Vía Sacra, entonando cantos de la liturgia católica en solidaridad con la iglesia perseguida, que se encuentra resistiendo ante la mayor arremetida del Estado que ha prohibido procesiones, viacrucis y tradiciones características de la semana mayor en el país.
Además, los asistentes llevaron banderas de Nicaragua y de la iglesia, así como cruces en las que colocaron fotos de monseñor Álvarez, condenado a casi 26 años y cuatro meses de cárcel. «Perdona a tu pueblo Señor» cantaban, mientras iniciaban el rezo en el que participó la líder campesina Francisca Ramírez.
Ante la constante arremetida del gobierno de Nicaragua contra la libertad religiosa, organizaciones defensoras de derechos humanos han demandado a la administración de Daniel Ortega que «se ciña al principio de laicidad constitucional que sienta las bases de la garantía del ejercicio de la libertad de conciencia y religión».
«Este principio incluye la prohibición de que las autoridades estatales expresen opiniones sobre la calidad moral o espiritual de ministros de cualquier culto o la prohibición de poder establecer una religión de Estado o disputar o pretender establecer una autoridad espiritual en miembros del gobierno, pues no es la naturaleza de la autoridad estatal que se basa en la coerción legítima y no en la espiritualización de la dirección estatal sobre la base de la persecución de un grupo religioso», dijo recientemente el Centro de Asistencia Legal Interamericano en Derechos Humanos (Calidh).
La dictadura de Nicaragua se ha ensañado contra la Iglesia católica desde 2022 cerrando radios católicas, amenazando a religiosos hasta obligarlos a exiliarse, cerrando organizaciones pertenecientes a la Iglesia y prohibiendo procesiones de relevancia nacional. A los sacerdotes y obispos los ha tildado de «diabólicos» y «traidores».