El periódico estadounidense The Washington Post dedicó un editorial al administrador apostólico de la Diócesis de Estelí y encarcelado por el régimen de Nicaragua, monseñor Rolando Álvarez. Además, reiteran la persecución a la Iglesia católica impuesta por la pareja presidencial de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Mediante el escrito denuncian que, «la persecución del obispo Álvarez forma parte de una campaña sistemática de represión contra la Iglesia nicaragüense, cuyos líderes han intentado a menudo proteger a los activistas prodemocráticos y mediar entre ellos y el régimen de Ortega. Se estima que 50 líderes religiosos han huido del país desde las protestas a nivel nacional, y una represalia del gobierno, en 2018», destaca el medio norteamericano.
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The Washington Post señala que en la historia «se registran muchos casos en los que los líderes religiosos, incluidos los de la Iglesia católica romana, han resistido los abusos de la autoridad temporal y han sido perseguidos por ello. Sin embargo, desde que la Hungría comunista torturó y encarceló al cardenal József Mindszenty a principios de la Guerra Fría, nunca una dictadura había derribado a un solo clérigo con algo parecido a la ferocidad con la que Ortega está atacando al obispo Álvarez».
El obispo de Matagalpa es una de las voces más críticas contra la dictadura de Ortega y Murillo, el binomio que controla los hilos del poder en Nicaragua, un país sumido en una crisis sociopolítica, económica y de derechos humanos desde 2018.
Después de más un mes y medio de incomunicación, familiares de monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, pudieron visitarlo la tarde de este sábado, 25 de marzo. El encuentro se dio en el Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», donde está cautivo el prelado.
En las fotografías se aprecia que el obispo está delgado, tiene ojeras muy marcadas, el tono de su piel está amarillenta y el rostro se le nota demacrado, pero se le ve fuerte y de buen ánimo cuando contestó las preguntas del propagandistas Juan Cortés.
El diario también ve positiva, pero no efectiva, la postura de la Santa Sede y el papa Francisco que, pese a su reciente denuncia de Nicaragua como «una dictadura comunista en 1917 o hitleriana en 1935», el régimen de Ortega suspendió las relaciones diplomáticas con el Vaticano y continúa «sigue disfrutando del respaldo de su propia policía y ejército, así como de Cuba, Venezuela y Rusia».
La dictadura de Nicaragua se ha ensañado contra la Iglesia católica desde 2022 cerrando radios católicas, amenazando a religiosos hasta obligarlos a exiliarse, cerrando organizaciones pertenecientes a la Iglesia y prohibiendo procesiones de relevancia nacional. A los sacerdotes y obispos los ha tildado de «diabólicos» y «traidores».