La vocera del régimen de Nicaragua, Rosario Murillo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, aseguró que su gobierno se ha encargado de restituir los derechos de las mujeres en el país, pero su régimen ha cercenado todos los espacios de lucha no solo de la oposición, sino de las organizaciones que defienden a las mujeres de la violencia machista.
«Hoy celebramos la vida, la esperanza, las luchas y victorias de las mujeres nicaragüenses en todas las etapas, en todos los momentos de nuestra lucha. Heroicas, que nos dejaron el ejemplo, la inspiración, la fuerza, cuánto no hubiesen deseado o cuánto hubiesen deseado ver estos tiempos donde los derechos de nosotras las mujeres los hemos hecho valer, hemos sido apoyadas y respaldas en todo momento», dijo Murillo en su alocución de este ocho de marzo en los medios de propaganda de la dictadura.
Asimismo, pregonó que «en el justo reclamo y la necesidad la urgencia de incorporar nuestros derechos; por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), por el comandante Daniel, nuestro presidente, nuestro secretario general, hemos sido respaldadas, reconocidas y apoyadas porque merecemos ser respaldadas, reconocidas y apoyadas en todo momento, es justicia no es dádiva, no nos han regalado nada, es justicia», dijo la misma mujer que apaña a su marido ante la denuncia de violación de su propio hija, Zoilamérica Ortega Murillo, exiliada en Costa Rica.
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«El comandante Daniel ha sabido reconocer el derecho de cada una de nosotras y el deber del Estado nicaragüense y del FSLN de ser justo y reconocer nuestros derechos y así estamos siendo fuerza de lucha y triunfos», subrayó la vicedictadora, mientras su régimen se ha encargado de cercenar la libertad de expresión y espacios cívicos en Nicaragua, los derechos y libertades de las mujeres y de los movimientos feministas que las defienden.
Rosario Murillo insistió que «las mujeres hemos hecho valer todos nuestros derechos como esencia y espíritu grandioso de nuestra identidad nicaragüense. Ineludibles, imprescindibles las mujeres visibles más y más por nuestro propio merecimiento».
«Celebramos la vida, la bendición de estos nuevos tiempos, convencidas de que hemos llegado hasta hoy valerosa, valiosa, valientes, asumiendo todos los desafíos con la fuerza espiritual de la vida y de la esperanza. Estamos hechas de paz y valores, paz y principios, paz y fortalezas, paz y duros empeños, paz y respeto, paz y certeza de porvenir», añadió.
La administración orteguista continúa prohibiendo cualquier tipo de manifestación o protesta, lo que ha obligado a las mujeres a no salir a las calles a reclamar sus derechos por temor a represalias o ser perseguidas por el régimen.
Además, Rosario Murillo aseguró que las mujeres en el país tienen derechos, pero dejó sin nacionalidad a más de una docena de periodistas, activistas, defensoras de derechos humanos, estudiantes y opositoras.
El destierro de las mujeres opositoras fue idea de Murillo, según reveló su propio marido Daniel Ortega el nueve de febrero, cuando expulsó del país a la exguerrillera Dora María Téllez, Ana Margarita Vijil, Tamara Dávila, Suyen Barahona, Violeta Granera y Esperanza Sánchez, entre otras.
Todas esas presas políticas eran sometidas a tratos crueles, inhumanos y degradantes en las distintas cárceles del país, según denuncias de organismos locales e internacionales de derechos humanos, denuncias que fueron corroboradas por las mismas excarceladas desde el destierro en Estados Unidos.
El 15 de febrero Murillo ordenó declarar «traidoras de la patria» a otro grupo de mujeres, el arrebato de la nacionalidad nicaragüense y la confiscación de sus bienes. Todo esto bajo el amparo de una serie de leyes calificadas de represivas por la oposición y organismos internacionales de derechos humanos. En ese grupo figuran las periodistas Jennifer Ortiz y la excarcelada política Lucía Pineda Ubau; la activista Zayda Hernández; las defensoras de derechos humanos Vilma Núñez y Haydée Castillo.