Recientemente el diputado de El Salvador, Jorge Castro, recordó que el fugitivo expresidente salvadoreño Mauricio Funes actualmente es uno de los protegidos del régimen de Daniel Ortega, a quien además le otorgó la nacionalidad nicaragüense mientras se la arrebata a más de 300 ciudadanos «solo por pensar diferente».
Estas palabras causaron la reacción del prófugo de la justicia, quien respondió al legislador que «hasta mucho se habían tardado en nuevas ideas en relacionar hechos que no tienen nada que ver. La decisión de Ortega de quitarle la ciudadanía a 222 golpistas y sediciosos no tiene nada que ver con el proceso que me otorgó la nacionalidad nicaragüense hace casi cinco años», dijo Funes.
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«Este diputado maliciosamente tergiversa los hechos. Sobre la acusación de que yo robé al fisco salvadoreño no hay pruebas sólidas. En cambio, el gobierno nicaragüense sí tiene pruebas contra los miembros de la oposición que intentaron promover un golpe de Estado en el 2018», añadió.
Jorge Castro denunció este pasado sábado que en Nicaragua «Daniel Ortega le quita los bienes y la ciudadanía a los nicaragüenses solamente por pensar diferente a él, pero le da la ciudadanía a personajes nefastos y delincuentes que robaron millones al pueblo salvadoreño como Funes y Sánchez Cerén».
Funes, que gobernó El Salvador entre 2009 y 2014 bajo la bandera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), vive en Nicaragua desde 2016 y además recibió la nacionalidad nicaragüense, al igual que el también expresidente Salvador Sánchez Cerén.
El 23 de febrero, una corte de El Salvador envío a juicio el caso del prófugo por aceptar como “dádiva” una avioneta, a cambio de conceder la construcción del puente San Isidro, sobre el río Lempa, a una empresa guatemalteca. La Fiscalía señaló que “Esta obra fue valorada en más de 8 millones de dólares” y que el Juzgado Tercero de Instrucción admitió más de 230 documentos, 34 testigos y prueba pericial.
Funes, quien actualmente se encuentra asalariado en la Cancillería de Nicaragua, sostiene que «se trata de hechos que no pueden homologarse y que la derecha, tanto nicaragüense como salvadoreña, los ponen en el mismo plano para dañar la imagen de Daniel Ortega y de paso arreciar con la persecución política en mi contra que viene de hace 6 años».