El periodista deportivo Miguel Mendoza señala que en los interrogatorios realizados dentro de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Nuevo Chipote», fueron orientados a cuestionar la lucha cívica de 2018 en busca de alegar la supuesta utilización de armas de parte de ciudadanos.
«El interrogador señalaba que en las marchas de abril solo andaban delincuentes, yo le respondí que el pueblo fue quien salió a las calles por tantos crímenes. Me preguntó: ¿Vos que anduviste, viste armas?, yo le respondí que en dos ocasiones», comenta el excarcelado político del régimen Ortega-Murillo.
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«La primer vez fue por camino de oriente. Desde una camioneta roja, que llevaba una bandera roja y negra en la tina, le dispararon a la gente hiriendo a varios. La camioneta después fue fotografiada en el parqueo de la estación de policía del Centro Comercial. La segunda vez que vi arma, fue en Metrocentro. Un paramilitar abrió fuego e hirió a cinco personas. La gente lo desarmó y se lo entregó a la policía, pero luego ustedes sacaron un comunicado en donde lo ponían como un ejemplar ciudadano. Solo esas dos veces vi armas en las protestas, para lo que el interrogador respondió que seguíamos mañana», añade Mendoza.
Además, asegura que en los interrogatorios le cuestionaban sobre sus cuentas de banco, intentaban hasta hacerlo dudar entre córdobas y dólares en busca de que manifestara ser «financiado».
«El interrogador me dijo: Aquí tenemos tu cuenta bancaria, mantenías grandes movimientos, pagabas todos los viernes 1,500 dólares a uno y 2,000 a otro, hay otros pagos menores, ¿cómo explicas esto? y yo le decía: respuesta fácil, esa cuenta es en córdobas, 1,500 la gasolina y 2,000 el súper».
Recientemente el excarcelado político expresó en entrevista con Artículo 66 que nunca imaginó que el denunciar a través de su cuenta de Twitter las violaciones a los derechos humanos que ha cometido el régimen orteguista contra la población sería la causa «perfecta» para que la dictadura ordenara su detención.
El cronista deportivo indicó que algunos oficiales de la Policía cuando lo interrogaban le insistían en «que si yo iba a decir la verdad de cómo me habían tratado, y les contestaba: claro, yo por la verdad estoy preso, por decir la verdad, entonces seguiré diciendo la verdad, ustedes no me han tocado físicamente pero he recibido torturas psicológicas, el hecho que me quitaran la libertad durante 597 días, que me apartaran de mi pequeña hija y del resto de mi familia, eso es una tortura muy severa».
Por medio de leyes represivas, la justicia orteguista condenó al opositor a prisión. Fue acusado por los delitos de propagación de noticias falsas y menoscabo a la integridad nacional.