El sacerdote jesuita José Maria Tojeira, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador, manifestó su elogio y solidaridad con Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quién ha sido judicializado y encarcelado por el régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa en Nicaragua, ha defendido los derechos de los pobres en su diócesis y ha sido un severo crítico de los abusos cometidos por el actual gobierno nicaragüense. Por esa razón, considerando la crítica social y política como un atentado contra la patria, ha sido condenado a 26 años de prisión y privado de su nacionalidad nicaragüense. Se le ofreció salir del país exiliado inmediatamente antes de su condena. Dado que rechazó salir, la condena se produjo automáticamente», escribió el también rector de la UCA de El Salvador entre 1997 y 2010 en una columna publicada por el periódico salvadoreño Diario Co-Latino.
Para el religioso, la judicialización de monseñor Álvarez por parte del régimen orteguista obedece a razones políticas y que la actuación pastoral del obispo de Matagalpa se enmarca dentro la doctrina social de la Iglesia.
«Las circunstancias del hecho muestran claramente que se ha producido un juicio político y que se ha perseguido tanto una opinión como la libertad religiosa del prelado (…) Las críticas que el obispo Álvarez hacía al gobierno de Nicaragua, estaban dentro del derecho a pensar y opinar distinto, se enmarcaban en la defensa de derechos del pueblo nicaragüense y correspondían a su propio pensamiento cristiano católico que desde el Papa Juan XXIII insiste con energía en la necesidad de defender los derechos de las personas desde la fe cristiana», expresa Tojeira en el artículo de opinión.
«No hizo más que ejercer su responsabilidad de pastor»
El padre José María Tojeira, quién también ejerció como provincial de la Compañía de Jesús en Centroamérica durante el asesinato de seis sacerdotes jesuitas en El Salvador en 1989, recordó que monseñor Rolando Álvarez se ha limitado a cumplir el mandato pastoral de defender los derechos de los pobres cuando son atacados desde el poder.
«Desde el punto de vista religioso, mons. Álvarez no hizo más que ejercer su responsabilidad de pastor defendiendo los derechos de su pueblo. La doctrina social de la Iglesia insiste sistemáticamente en la necesidad de defender la participación ciudadana, el estilo democrático de gobierno, el Estado de Derecho. (…) La historia de la Iglesia está llena de ejemplos de resistencia al poder cuando éste quiso negar derechos a la manifestación pública de la fe y las obras de la fe», subrayó el religioso español, naturalizado salvadoreño.


Para el jesuita, monseñor Álvarez sigue la estela de mártires cristianos como San Óscar Arnulfo Romero de El Salvador y el obispo Juan Gerardi de Guatemala, quienes también sufrieron persecución por decir la verdad.
«Mons. Álvarez ha continuado con lo mejor de la tradición cristiana en la defensa de los pobres, en la denuncia de las injusticias y en la resistencia a las amenazas proferidas contra él. Como Romero, como Gerardi, como Rutilio que dieron su vida, y como otros muchos que lograron sobrevivir a diferentes modos de persecución, mons. Álvarez está en el camino del triunfo de la verdad sobre sobre la idolatría del poder y su afán de considerarse como absoluto», finaliza la columna del padre Tojeira.