El escritor y exvicepresidente nicaragüense Sergio Ramírez, despojado de su nacionalidad por el gobierno de Daniel Ortega, abogó por una “transición” democrática sin “enfrentamiento sangriento” en su país, en una entrevista publicada este sábado por el diario español El País.
“Lo primero que yo quisiera que no se repitiera en Nicaragua es un enfrentamiento sangriento, que tuviera que darse en el país un enfrentamiento para salir de otra dictadura. Eso me horroriza”, declaró Ramírez, quien fue vicepresidente del gobierno sandinista (1985-1990) que encabezaba entonces el actual mandatario Daniel Ortega.
“Sé que quien sube al poder por medio de las armas termina siendo otra vez tirano y voy a luchar para que esto no ocurra”, insistió Ramírez, que luchó en las filas del sandinismo contra la dictadura de Anastasio Somoza (1967-1979).
El escritor, galardonado con el Premio Cervantes de Literatura, defendió una “transición hacia la democracia”, en la que “todos los nicaragüenses puedan participar […], incluyendo los que están en el poder”.
Ramírez, que reside en España, fue despojado el miércoles de su nacionalidad, junto con otros 93 disidentes exiliados, por un tribunal de Nicaragua, que los declaró “traidores a la patria”.
La misma medida se aplicó a la escritora y poetisa Gioconda Belli y, la semana anterior, a otros 222 opositores, detenidos en el país, que fueron excarcelados y expulsados a Estados Unidos.
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España ofreció conceder la nacionalidad a todos estos exiliados, para evitar que se vean apátridas.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se declaró “alarmado” por la medida nicaragüense.
Tambiénlos gobiernos de Estados Unidos y Chile criticaron esas iniciativas.
La canciller de Chile, Antonia Urrejola, afirmó que el país centroamericano se parece “cada día más […] a una dictadura totalitaria, donde se persigue cualquier tipo de disidencia”.
Ramírez, en la entrevista con el rotativo español, tildó la medida de “absurda”.
“La idea de que te pueden quitar el país es absurda, no tiene ningún sentido. Ningún sentido legal (…)”, señaló.
“La idea de que alguien te pueda arrancar algo que está viviendo dentro de ti, que es tu país… Eso te convence de que es absurdo”, recalcó.
Con todo, se mostró esperanzado con poder regresar a Nicaragua.
“Apenas tengo 80 años”, bromeó. “Pero estoy seguro de que veré el cambio democrático en Nicaragua, de que volveré a mi país […] Me gustaría estar en esos momentos de cambio. Ahí es donde yo quisiera estar y estar como escritor, no como político.”
El gran profeta abrió la boca, este gran escritor que ayer fue vicepresidente de Daniel Ortega por mas de 8 años nunca se opuso a la guerra que se origino en los 80’s cuando mandaba y robaba a la par de Daniel Ortega y por supuesto envío a la cárcel a miles de nicaragüenses que se opusieron a su proyecto de convertir a Nicaragua en una Cuba, tampoco se opuso a las miles de confiscaciones y despojo de nacionalidades a sus opositores que eran desterrados o asesinados por la seguridad del Estado. Que bonito es ser escritor y lograr limpiarse tanta suciedad que este señor hizo a muchos nicaragüenses que todavía recordamos con mucho dolor, pero cree que somos tontos o padecemos de amnesia.
Un argumento utópico, los dictadores de izquierda no salen con votos y en el supuesto negado de que el Dictador Daniel Ortega, salga del poder a través de un aterrizaje suave, sera, en todo caso, un gatopardismo, porque quedarían imbricados en las estructuras de poder el FSLN, que como el alacrán, lleva la ponzoña en su naturaleza. En Nicaragua, triste y lamentable, no hay esperanzas de un camino hacia la democracia, la libertad y la justicia, porque si no se trata de un cambio estructural y sólo se da un maquillaje táctico, la tendencia inexorable al enfrentamiento sería cuestión de tiempo. La salida del tirano Daniel Ortega, a través de una transición gradual, implica que en los poderes del Estado: legislativo, judicial, electoral y en los ministerios, alcaldías y demás entes, público y privados de la Nación; además del ejército, la policía y los paramilitares encubiertos, quedarían ejerciendo la represión, para sostenerse en el poder, a sangre 🩸y fuego 🔥 como ha sido desde antes, durante y después de la aparición del sandinismo en Nicaragua. No basta, la salida del representante del sandinismo actual, sin una justicia ya retardada desde 1979. Se requiere por tanto un viraje estratégico, que implique justicia para los crímenes de lesa humanidad, DIOS, PATRIA, JUSTICIA, LIBERTAD.