El padre Ramiro Tijerino, quien permaneció encarcelado durante más de cinco meses en las celdas de «El Nuevo Chipote», relató que a él y demás religiosos la fe en Dios y la oración los mantuvo firmes durante esos días «oscuros y llenos de penumbra».
El líder religioso ayer, 12 de febrero, ofició su primera eucaristía desde la parroquia San Marcos Evangelista en Maryland, Estados Unidos, en acción de gracias por su liberación y la de 221 nicaragüenses más.
El sacerdote Tijerino concelebró la misa de agradecimiento junto a otros sacerdotes también desterrados de Nicaragua, entre ellos el padre Óscar Danilo Benavides Dávila.
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«Fortaleza teníamos mis hermanos allá en El Chipote, pero necesitábamos comer, hacíamos la comunión espiritual, orábamos espiritualmente pidiendo que el Señor, ya que no lo podemos recibir sacramentalmente, lo recibamos espiritualmente y el Señor nos alimentó», contó el prelado.
Recordó que cuando la policía orteguista lo arrestó junto a los demás religiosos que estaban aislados en la Curia Episcopal de Matagalpa, fueron «llevados sin saber a dónde íbamos, íbamos en un bus todos los que estamos aquí, excepto el padre Óscar Benavides, que había sido retenido el día 14 de agosto, cinco días antes que nosotros los que estábamos en la Curia, (…) íbamos en el camino pensado cada uno de nosotros tantas cosas y ya instalados en las celdas tantos sentimientos, no solo nosotros sino que seguramente esta es la experiencia también de todos los hermanos que estaban presos (…) cada uno, supongo, en el momento les tocó vivir creo que esta misma experiencia, una vez encontrado uno en su celda, caer de rodillas, caer de rodillas nada más».
Durante la misa, el padre Ramiro Tijerino también relató que, en su segundo día de encierro, al regresar a su celda de un interrogatorio se encontró en su litera de cemento una bolsa con pan y un jugo, «y dije yo ¿quién me habrá traído esto? ¿Quién puede ser? Y pensé: no puede ser otra persona más que mi madre y ese momento me imaginé a mi madre afuera, así como cuando estaba también preso su nieto en el 2018, y estábamos afuera precisamente del Chipote con mi hermana (…), entonces yo me imaginé a mi madre afuera y no pude contener las lágrimas, caí de rodillas y lloré, como lloraron también mis hermanas, todos los que estaban ahí».
«Me levanté y dije yo ¿qué hago con este pan? Al Señor le presentaron una cantidad de panes y unos peces, con esa cantidad de panes y peces hizo maravilla y milagros; y llegó una oficial a la puerta, la llamé, una oficial y le dije: oficial me puede llevar este pancito, compartirlo con mis hermanos que están aquí. Estábamos solos en ese pabellón en ese momento, y ella dijo si, muy amable, y agarró la bolsita de pan y se la llevó a mis hermanos», agregó.
Además, el prelado indicó que los demás presos políticos encerrados en «El Nuevo Chipote» se enteraron de la llegada de él y los demás religiosos, porque la guerrillera Dora María Téllez, quien se encontraba en la primera celda del pabellón contiguo al que ellos estaban, los miraba pasar cuando ellos salían de sus celdas y comenzó a pasar la noticia de que ellos estaban ahí también presos.
«Al padre Óscar Benavides, quien fue arrestado cuatro días antes que nosotros, seguramente le reconfortó la noticia, haber dicho: están mis hermanos aquí, no estoy solo», dijo Tijerino.
Por su parte, el sacerdote detalló que bajó alrededor de 40 libras durante los más de cinco meses que permaneció encarcelado, debido a que cuando lo arrestaron el andaba pesando 240 libras y actualmente pesa 200.
Con respecto a la situación de monseñor Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión tras negarse a subir al avión junto al resto de los desterrados, el líder religioso expresó que «el Señor le está dando esa fuerza y valentía para seguir proclamando el Evangelio allí, en esas circunstancias».