En entrevista con Artículo 66, el exreo político Alex Hernández, desterrado de Nicaragua por el régimen de Daniel Ortega, calificó a monseñor Rolando Álvarez como «un santo en vida», luego que el prelado se negara a ser expulsado del país, lo que le costó una condena de 26 años de prisión y la pérdida de la nacionalidad nicaragüense.
El opositor, originario del municipio de Catarina, del departamento de Masaya, afirmó que a todos los secuestrados políticos que estaban cautivos en «El Nuevo Chipote», les sorprendió saber la noticia de que el obispo de Matagalpa había sido encarcelado.
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Sin embargo señala que de alguna manera los reos de conciencia sabían que Álvarez no aceptaría el destierro, si en algún momento la dictadura le hubiera condicionado para dejarlo libre.
«Escuchamos rumores que a monseñor le habían ofrecido salir del país, y que él dijo; “yo no me voy, a menos que se vayan todos”. Cuando estábamos en el avión, esperábamos verlo subir, pero nunca subió», narró el también integrante de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab).
Para Hernández, monseñor Álvarez «se salió con la suya (…) Le hizo creer —al régimen de Ortega— que sí se iba a ir, pero al final de cuenta nos venimos todos y se quedó él».
«Yo creo que monseñor está encarcelado con la frente en alto, porque a él lo que le importa es la libertad de su espíritu y no hay celda que pueda quitarle esa libertad», subrayó.
Condena a monseñor «fue por cólera y rabia»
En cuanto a la condena de delitos de traición a la patria, por presuntamente violar la Ley 1055, Ley de Soberanía, Alex Hernández señaló que la acción del dictador Daniel Ortega fue por «cólera y rabia», por no haber logrado sacarlo de Nicaragua.
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«Dios está con monseñor Álvarez y estoy seguro que lo mantiene fuerte, y eso molestó al que nos había metido preso —Daniel Ortega—, por eso, los 26 años de cárcel , fue una reacción de cólera y de rabia, de saber que la principal persona que quería ver fuera del país, al final le causó una afrenta», refirió.
«Yo creo que de alguna manera, no sé en qué nivel, me atrevería a decir que monseñor Álvarez nos sacó de la cárcel y se sacrificó por nosotros». Y monseñor, hasta donde esté le doy las gracias y mi corazón está con usted, y lo importante que su espíritu está libre porque nada puede encerrarlo, agregó el exprisionero político.
Por otra parte, el activista político agradeció a los Estados Unidos, «así como a la comunidad latinoamericana que estuvo luchando por nosotros y al pueblo nicaragüense que sigue fuerte y activos en la lucha».
El joven opositor concluyó afirmando que desde el destierro del que fue víctima, junto a otros 221 exreos políticos, seguirá demandando la libertad de los mas de 30 opositores que aún están encerrados en las diferentes cárceles de Nicaragua.