En entrevista con Artículo 66, un sacerdote en el exilio identificado como Esteban calificó de «ridícula» la condena impuesta contra seis religiosos y un laico de la Diócesis de Matagalpa. La jueza orteguista Nadia Camila Tardencilla dictó 10 años de cárcel, 800 días multa, más la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos para el grupo que acompañó a monseñor Rolando Álvarez cuando la Policía lo tuvo cercado en la Curia Episcopal entre el cuatro y el 19 de agosto de 2022.
«Es una ridiculez de parte de un sistema judicial donde jueces y fiscales pasaron por una universidad estudiando para defender lo justo y lo correcto y hacer justicia, pero estos se prestan a hacer un juicio que son completamente irregularidades desde su inicio hasta la sentencia», expresó el religioso.
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Enfatizó que como individuo le daría vergüenza que «una madre o un padre mío abogado se preste para eso; mejor se hubiese ahorrado ese dinero y estudiado otra profesión, porque para estar haciendo eso —condenando a inocentes» no se necesita estudiar ni se necesita título».
«Estas acciones por parte del Poder Judicial es una ofensa garrafal a la justicia, porque todos sabemos que el único delito entre comillas que hicieron estos hermanos laicos es creer en el Señor y ser fiel a su Iglesia y ser amante de las bienaventuranzas de Cristo que nos dice que son dichosos aquellos que luchan por la paz y la justicia y dichosos los que son perseguidos por la justicia», recalcó.
Con relación a los sacerdotes condenados y al obispo Álvarez, que está siendo judicializado, el religioso dijo que lo único que ha hecho es «ser fiel a su vocación de pastor, como dijo Jesucristo: “El buen pastor es el que da la vida por sus ovejas del lobo”, y estos sacerdotes condenados lo que han hecho es caminar y defender al pueblo nicaragüense».
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«La Iglesia es luz, es atalaya y denuncia todo aquello que va contra la dignidad de los hijos de Dios. Los sacerdotes no nos metemos en política, pero hacemos ver lo incorrecto y rechazamos aquello que es contrario al amor de Dios y mayormente cuando muchos se autollaman creyentes», afirmó el cura.
En cuanto a los juicios celebrados contra los religiosos, el sacerdote exiliado expresó que son «una vergüenza, porque en Nicaragua se están cometiendo atrocidades y atropellos a los derechos fundamentales de los ciudadanos».
El prelado espera que todos los jueces y fiscales al servicio del régimen de Ortega puedan reflexionar y hacer los correcto, «sobre todo si se llaman creyentes en Dios, porque ellos saben que se están prestando a una mentira; además debe recordar que todos seremos juzgados en el juicios de Dios y de allí no nos escaparemos, porque todo el daño que le hacemos a los hermanos, se lo estamos haciendo a Dios, y estos jueces saben que no están haciendo lo correcto».
Padre Román: «Ortega y Murillo son enemigos de Dios y de su Iglesia»
Por su parte, el padre Edwing Román, expárroco de la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya, afirmó que los siete sacerdotes condenados por la justicia de Daniel Ortega «resisten firmes en la fe».
También señaló a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo de enemigos de Dios y de la Iglesia católica de Nicaragua, que desde el 2022 ha sido fuertemente perseguida y asediada por la Policía y paramilitares.
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«Mis hermanos sacerdotes encarcelados y condenados injustamente por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo (enemigos de Dios y de su Iglesia), están viviendo en carne propia lo que los sacerdotes predicamos al pueblo de Dios: “Resistir firmes en la fe” (1Pedro.5.8-9)», expresó el sacerdotes a través de su cuenta de Twitter.
Los nuevos rehenes de conciencia del régimen de Nicaragua son los sacerdotes Ramiro Tijerino, José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios; el diácono Raúl Antonio Vega; los seminaristas Melkin Centeno y Darvin Leiva; y el camarógrafo Sergio Cárdenas.
Fuentes informaron a este medio de comunicación que la sentencia será apelada. «Fue un proceso sin base y sin fundamento. Los testigos tanto civiles como la Policía no desvirtuaron el principio de inocencia, ya que fueron contradictorios», indicó.
El juicio que duró cuatro días contra el grupo que acompañó a monseñor Rolando Álvarez es calificado de arbitrario por el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).