El primer vicepresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edgar Stuardo Ralón Orellana, denunció que en Nicaragua, Venezuela y Cuba los presos políticos y de conciencia son tratados como «enemigos del sistema».
En entrevista para el programa Esta Noche, de Confidencial, el también relator sobre los derechos de los privados de libertad advirtió que la población de estos tres países vive bajo un «régimen de represión total».
«Normalmente en estos regímenes donde hay un autoritarismo, donde no hay democracia, obviamente se trata a los detenidos como enemigos del sistema: del partido único o el dominante y, sobre esa base, pues como enemigos se lesionan muchos derechos», dijo Ralón Orellana.
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«Podríamos decir que muchos centros de detención son contrariamente a lo que son los estándares internacionales: hay tratos crueles, inhumanos, degradantes, tortura y encontrar un material o tener un material de lectura obviamente no está dentro del esquema de estos centros de represión, más que de detención», destacó el delegado en entrevista con la periodista Cindy Regidor.
Asimismo, el funcionario de la CIDH reiteró que tanto Nicaragua, como en Cuba y Venezuela, «a pesar de que la Comisión lo ha solicitado, no se le permite el ingreso».
Ante esta situación, según Edgar Ralón, la CIDH recoge los testimonios de los familiares de las personas presas políticas para conocer las condiciones en las que se encuentran los detenidos.
Los familiares «nos comentan la difícil situación, en la cual es muy esporádica la visita que se les permite. Viven en una angustia tremenda y en cada ocasión que ellos pueden hablar con sus familiares hablan de estos tratos represivos donde obviamente están sobreviviendo a ese maltrato que reciben en centros de detención», detalló el comisionado.
«Y no es para nada un tema donde haya algún material de lectura, sino que es el aparato de violaciones sistemáticas de los derechos humanos de las personas, la mayoría de presos políticos», agregó.
Negar material de lectura es un acto de «tortura»
El vicepresidente de la CIDH aseguró que las cárceles donde se prohíbe material de lectura se pueden catalogar como «regímenes de aislamiento o tortura». Además, señaló que el negar un libro o una Biblia a los presos políticos les puede impactar de diferentes maneras.
«El personal de quien lo sufre cuando hay un régimen de aislamiento de no poder leer, comunicarse, ver la luz del sol, se da una afectación en la salud mental de la persona que está detenida muy grande, donde incluso empieza a dudar de su propia persona, de lo que está ocurriendo afuera, hay un desvarío y empieza a tener un problema para reconocer la realidad o el contexto por el cual llegó ahí», explicó.
«El otro efecto también se da respecto de los familiares, porque el objeto es infundir temor, silenciar, voces disidentes ese algo como decir si ustedes opinan distinto al régimen, les puede ocurrir un tratamiento severo», añadió.
Edgar Ralón también subrayó que «no hay ninguna justificación» para que las autoridades de Nicaragua, Venezuela y Cuba les nieguen material de lectura a los presos políticos. «El hecho que una persona esté detenida pues eso limita su libertad en cuanto a circulación, pero no lo desprende de otros derechos que son inherentes a toda persona», dijo.
Ortega, en total aislamiento
El comisionado de la CIDH sostuvo que la dictadura nicaragüense ha optado por el aislamiento, «de separarse del Sistema Interamericano, de no acudir a las audiencias a las cuales se invita».
«Cuando un Estado no participa y se aísla, el mensaje que manda es que no está dispuesto al escrutinio ni a la rendición de cuentas, que es propio de una democracia. Esa es una actitud que va en detrimento de personas que pueden sufrir abusos y violaciones de derechos humanos, porque simplemente no hay posibilidad de escrutinio, de poder asumir obligaciones internacionales para que esas conductas no se repitan o que se detengan», remarcó.
Ante el aislamiento del régimen, Ralón instó a continuar visibilizando los tratos crueles, inhumanos, degradantes, prohibiciones de poder tener una Biblia, de escribir y leer; «aspectos de represión que afectan su salud mental».
Además, demandó al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo la liberación de los más de 230 presos políticos y de conciencia. «Liberación inmediata porque nunca debieron de haber sido detenidos por opinar distinto al régimen», finalizó.