La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), en su informe «Nicaragua: Hechos y Figuras 2022 sobre la situación de los derechos humanos», señala que el aislamiento internacional del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se «profundizó» con la expulsión y declaración de personas no gratas de representantes diplomáticos, organizaciones internacionales humanitarias y organismos multilaterales, así como con la ruptura de relaciones con un Estado europeo.
Loa arrebatos del régimen se han basado en la expulsión de las relaciones diplomáticas con países que han demandado a Nicaragua acciones contundentes que reflejen el retorno de la democracia al país.
La OACNUDH indica que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo no se presentó al examen de sus informes periódicos y diálogo constructivo con los órganos de Naciones Unidas.
Además, se informa que la dictadura «tampoco colaboró con el Subcomité de Prevención de la Tortura para que este mecanismo visite Nicaragua en 2023, ni respondió a las comunicaciones y preocupaciones transmitidas por los Procedimientos Especiales».
Noticia relacionada: Régimen de Nicaragua usa cercanía con Rusia como «escape» ante el aislamiento internacional
«Nicaragua ha desconocido al Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua creado por el Consejo de Derechos Humanos mediante resolución 49/3 y no ha cumplido las recomendaciones y determinaciones de los órganos de derechos humanos del sistema interamericano. En noviembre, la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró en “desacato permanente” al Estado de Nicaragua», advierte.
Ortega ordenó la expulsión de nuncio apostólico, monseñor Waldemar Sommertag, embajador del Vaticano en Managua; de Bettina Muscheidt, embajadora de la Unión Europea y de jefe de la misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
También retiró el beneplácito al nuevo embajador designado por Estados Unidos; rompió relaciones con la Organización de los Estados Americanos (OEA) y confiscó sus instalaciones en Managua; y también discontinuó sus relaciones bilaterales con Países Bajos.
A finales del año pasado, el investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, Evan Ellis, aseguró a medios locales que la cercanía del régimen nicaragüense con Rusia es un método de «escape» ante el aislamiento internacional impuesto por el país norteamericano y la Unión Europea.
Rusia es un antiguo aliado de Nicaragua que durante el primer régimen sandinista (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses.