El 25 de octubre, se registró en Nicaragua un nuevo caso de violencia contra la mujer. María Cristina Meza Flores, de 28 años, fue encontrada sin vida en su casa y con múltiples signos de violencia en su cuerpo. El hecho se reportó en el municipio de Siuna.
Según medios locales, el cadáver presenta golpes en el rostro y la cabeza. La Policía Nacional ubicó en la vivienda un trozo de madera, con manchas hemáticas, el cual presuntamente el agresor utilizó.
El crimen ocurrió en la comunidad de San Pablo de Iyas, ubicada a unos 60 kilómetros del municipio de Siuna, en el Caribe Norte de Nicaragua.
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En calidad de sospechoso, oficiales de la Policía arrestaron a Alcides Castellón, trabajador de una finca cercana al lugar de la vivienda donde se encontró a la víctima.
Según investigaciones, el hombre acosaba a la mujer cada vez que se la encontraba.
Hasta septiembre de 2022, la organización Católicas por el Derecho a Decidir registró 47 femicidios en Nicaragua y 120 femicidios en grado de frustración en este mismo periodo. Advierten que las mujeres continúan desprotegidas ante sus agresores.
Por su parte, el director general de la Policía de Nicaragua, el sancionado comisionado Francisco Díaz Madriz, aseguró que la tasa de femicidios en Nicaragua ha disminuido, aunque las cifras recopiladas por la organización feminista señala que ha aumentado la violencia machista a nivel nacional, así como los femicidios en grado de frustración.
Martha Flores, directora de la organización feminista, explicó a Artículo 66 que el año pasado la Policía de Daniel Ortega solo reportó 15 femicidios, esto se debe, según la defensora de derechos humanos, a que el régimen «tipifica los femicidios de acuerdo a la Ley 779 con el decreto presidencial donde los femicidios son realizados solo por la pareja o expareja».
«En cambio nuestro observatorio se basa en la ley original», indicó.