El Gobierno de Nicaragua, a través del Ministerio de Educación, anunció este lunes que las clases se mantendrán suspendidas el martes, por segundo día consecutivo, en todos los colegios del país para evitar riesgos tras el paso del huracán Julia, que oficialmente no produjo víctimas pero dejó daños materiales.
Las clases fueron suspendidas a partir del lunes tras las lluvias provocadas por Julia, que impactó el domingo el Caribe de Nicaragua como huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson y luego lo atravesó con fuerza de tormenta tropical.
En un comunicado, las autoridades educativas explicaron que tomaron la decisión con base “a las observaciones” del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) y del Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) “sobre los eventos climáticos”.
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“Se considera oportuno abrir nuevamente las clases el miércoles 12 de octubre, para continuar con el curso escolar 2022, en todos sus niveles y modalidades”, indicó el Ministerio de Educación.
Las autoridades nacionales recomendaron a los padres, madres y tutores en cada familia “garantizar el cumplimiento de todas las medidas preventivas y protectoras en el traslado de los estudiantes a sus escuelas o academias”.
“Confiamos en el conocimiento, la experiencia y la prudencia de todos para ir adelante”, agregó.
La suspensión de las clases abarca a más de 1,7 millones de estudiantes y más de 10.000 centros escolares en toda Nicaragua, país que se encuentra en alerta roja desde la tarde del domingo.
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A pesar de que Julia abandonó Nicaragua la tarde del domingo, las autoridades locales creen que el riesgo de desastres ha aumentado, debido a que los suelos saturados y las lluvias persistentes, producto del agua que el ciclón arrastra desde el océano Pacífico, podrían ocasionar inundaciones y deslizamientos de tierra repentinos.
Julia, que atravesó Nicaragua de sureste a noroeste con fuerza de tormenta tropical, tras haber impactado como huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson, dejó afectaciones importantes en el país, como viviendas anegadas, sin techo u otros daños parciales, inundaciones, árboles caídos, cables desprendidos, carreteras obstruidas, puentes superados por los caudales, comunicaciones suspendidas, entre otros.
Los vuelos nacionales e internacionales fueron suspendidos, así como los zarpes al mar Caribe y el Lago de Nicaragua, así como al Lago de Managua.