En su primer discurso en Kazajistán, el papa dejó claro hoy los motivos que le han llevado a visitar este extenso país en medio de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa: “Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz”.
Francisco llegó hoy a Nursultán tras un vuelo de seis horas y media para una visita de tres días y para participar en el Encuentro de los líderes de las regiones mundiales y tradicionales que se celebra cada tres años en el país, desde donde junto a los otros representantes religiosos se elevará una petición de paz.
En un primer momento estaba prevista la presencia del patriarca ortodoxo ruso, Cirilo, lo que habría dado lugar a una segunda reunión entre ambos -tras el histórico encuentro en Cuba en 2016-, pero esta vez de mayor importancia para intentar buscar un diálogo o mediación para conseguir la paz.
Sin embargo, Cirilo, que ha justificado la invasión rusa en Ucrania, decidió no participar sin dar explicaciones.
PEREGRINO DE PAZ Y DE UNIDAD
En su primer acto público tras la reunión con el presidente Kasim-Yomart Tokáyev, en el discurso ante las autoridades y el cuerpo diplomático en el espectacular Qazaq Concert Hall, Francisco se presentó “como peregrino de paz, en busca de diálogo y unidad”. “Nuestro mundo lo necesita con urgencia, necesita volver a encontrar la armonía”, subrayó.
El papa recordó que Kazajistán, que comparte fronteras con China y Rusia, entre otros países, “se configura como encrucijada de importantes intersecciones geopolíticas; lo que le da, por tanto, un rol fundamental en la atenuación de los conflictos”.
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Kazajistán tiene una posición neutral ante la guerra y se ofreció mediar al inicio del conflicto.
Al respecto explicó que “Juan Pablo II vino aquí a sembrar esperanza, inmediatamente después de los trágicos atentados del 2001”, del 11 de septiembre, en Estados Unidos, y que ahora él llega a este país “mientras está en curso la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania, mientras otros enfrentamientos y amenazas de conflictos ponen en peligro nuestra época”.
“Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz, camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado”, destacó.
Subrayó que “cada vez es más apremiante la necesidad de extender el compromiso diplomático en favor del diálogo y del encuentro, porque el problema de algunos es hoy problema de todos”, y agregó que “quien ostenta más poder en el mundo tiene más responsabilidad respecto a los demás, especialmente a los países más expuestos a las crisis causadas por la lógica del conflicto”.
Ha llegado la hora “de evitar la intensificación de rivalidades y el fortalecimiento de bloques contrapuestos” y se necesitan líderes capaz de entenderse y dialogar y la voluntad de reforzar el multilateralismo. “Y para hacer esto es necesario la comprensión, la paciencia y el diálogo con todos. Repito, con todos”, agregó.
ELOGIO A LA RENUNCIA A LA PENA DE MUERTE Y LAS ARMAS NUCLEARES
El papa expresó su estima por un país que ha renunciado a los armamentos nucleares, así como ha apostado por el desarrollo de políticas energéticas y ambientales centradas en la descarbonización y la inversión en fuentes renovables” .
El papa también quiso recordar “los campos de prisioneros y las deportaciones en masa que han visto a tantas poblaciones oprimidas en las ciudades y en las vastas estepas de estas regiones” durante la Unión Soviética y aseguró que “los kazajos no se dejaron cautivar por esos atropellos; y de la memoria de la reclusión floreció la atención por la inclusión”
Al respecto explicó que en este país viven “alrededor de ciento cincuenta grupos étnicos y más de ochenta lenguas presentes en el país que hacen de él “un taller multiétnico, multicultural y multirreligioso único, revelando su vocación peculiar, la de ser país del encuentro”.
Valoró que la Constitución de Kazajistán prevé la libertad de religión y de credo y aplaudió lo que considera “una laicidad sana, que reconozca el rol valioso e insustituible de la religión y se contraponga el extremismo que la corroe”, así como también expresó su aprecio por la abolición de la pena de muerte.
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Por su parte, el presidente kazajo agradeció al pontífice la visita, que calificó de “acontecimiento histórico”, teniendo en cuenta que la comunidad internacional se encuentra “al borde del abismo” debido al aumento de las tensiones geopolíticas, el deterioro de la economía mundial y la creciente intolerancia religiosa y étnica.
Francisco mañana participará en la apertura del congreso y mantendrá reuniones bilaterales con otros líderes religiosos, mientras que por la tarde celebrará misa para la pequeña comunidad católica del país, que no llega al 1 %, cerca de 125.000 personas, en un país de 19 millones de personas.