Las monjas de la Congregación de las Hermanas de la Caridad denunciaron ante la prensa católica italiana la expulsión intempestiva de la que fueron objeto por parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Para nosotras la comunicación del gobierno fue una absoluta sorpresa, tuvimos que salir rápidamente de nuestras casas. Nunca hicimos ningún tipo de actividad política. Salimos con un gran dolor en el corazón, dejando allí a nuestros pobres”, denuncia sor Agnesita a la agencia de noticias italiana Servizio de Informazione Religiosa (SIR).
18 monjas de la congregación fundada por Madre Teresa de Calcuta fueron expulsada por vía terrestre hacia Costa Rica el seis de julio, tras la cancelación de la personalidad jurídica de la Asociación “Misioneras de la Caridad” por parte de la Asamblea Nacional, dominada por el orteguismo.
En el vecino país, fueron recibidas primero por el obispo de Tilarán-Liberia, Manuel Salazar y posteriormente, por el arzobispo de San José de Costa Rica, José Rafael Quirós.
La decisión de Ortega y Murillo, enmarcada en plena oleada represiva contra la sociedad civil y la Iglesia nicaragüense, ha sido criticada fuertemente por destacados miembros del catolicismo a nivel mundial y por organizaciones defensoras de derechos humanos.
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“Nunca hemos hecho ningún tipo de actividad política, y recordamos que el presidente (Daniel) Ortega se había encontrado con Madre Teresa. Nuestro pensamiento ha sido servir a los pobres”, explicó sor Agnesita a la agencia SIR.
La consagrada hizo referencia al encuentro sostenido entre el entonces líder de la revolución sandinista con madre Teresa en Managua durante el Congreso Eucarístico Nacional de 1986, cuya invitada especial era la también premio Nobel de la Paz 1979.
En dicha reunión, Ortega se comprometió a brindar todas las facilidades para que las hermanas pudieran trabajar por los más necesitados de Nicaragua.
“Por supuesto, el país está sufriendo, especialmente la Iglesia, que es perseguida. No hay libertad, pero la situación económica también es difícil, y cada vez faltan más puestos de trabajo”, enfatizó la religiosa.
Suplían carencias del Estado en atención a los pobres
Las Hermanas de Caridad tenían dos comunidades en Nicaragua donde atendían a los pobres. En Managua, dirigían dos casas donde administraban un asilo, un preescolar y un comedor social; mientras que en Granada atendían a adolescentes en situación de calle, guardería, comedor social y otorgaban canastas básicas a los pobres.
“También hacíamos actividades de catequesis”, detalló la monja a la agencia SIR.
“Aquí en Costa Rica hay mucha gente obligada (exiliada) a salir de Nicaragua. Los cuidaremos de manera muy especial”, finalizó sor Agnesita, quien por temor solo quiso dar su nombre de pila.
La religiosa agradeció la acogida de las autoridades religiosas de Costa Rica. Ahora las hermanas expulsadas por el orteguismo están acogidas en la casa de la congregación en San José de Costa Rica, donde continuarán su labor social y de oración.