Familiares del periodista deportivo Miguel Mendoza reiteraron su denuncia sobre las torturas físicas y psicológicas contra el preso político. Recientemente, el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo Mcfields, señaló que la Policía se burló de Mendoza asegurándole que por «sancionado» lo tienen en celda de castigo.
Por medio de su cuenta de Twitter, Mcfields afirmó que «Miguel Mendoza preguntó a la mujer policía ¿por qué sigo en celda de castigo? La carcelera se ríe y le dice con maldad infinita: “Porque estás sancionado”. Así funciona El Chipote», refirió el exrepresentante de Daniel Ortega, que hace más de un mes denunció al régimen que representaba ante los delegados de la OEA.
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En la reciente visita que sus familiares pudieron hacerle al reo de conciencia pudieron constatar las condiciones en las que se encuentra el cronista deportivo. Aseguraron que «las cosas siguen igual o peor» porque les refirió que se encuentra con problemas de presión alta. «Eso nos preocupa porque puede ocasionarle problemas posteriores», declaró el hermano del periodista, Ramón Mendoza.
Destacó que las situaciones son peores para Miguel Mendoza porque ya no es llevado a la clínica médica dentro de «El Nuevo Chipote», sino que es el médico el que llega hasta su celda para revisar su situación de salud. «Eso nos preocupa porque hay más restricciones» indicó.
Por su parte, Margin Pozo, compañera de vida de Mendoza, dijo que el preso político continúa en celda de castigo y sigue bajo de peso. Actualmente pesa 152 libras. Indicó además que solo lo sacan a tomar sol, una vez a la semana y que la alimentación «no es la mejor, ni la indicada para un paciente crónico (diabetes y ácido úrico)».
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Mendoza está cautivo desde el 21 de junio de 2021. Un día después de su detención, agentes policiales allanaron su vivienda. Según su esposa, lo único que pudieron llevarse ese día fueron los celulares y una cámara (dañada) que el reo político tenía de recuerdo desde hace siete años.
El comunicador fue acusado y declarado culpable por el supuesto delito de provocación, proposición y conspiración para cometer menoscabo a la Integridad nacional, en perjuicio del Estado de Nicaragua y de la sociedad nicaragüense, de conformidad a la Ley 1055, Ley de Soberanía. Los «testigos» de la Fiscalía fueron policías y especialistas en informática, quienes señalaron al rehén de conciencia de usar sus redes sociales para «atacar» al régimen y «divulgar información falsa». Le dictaron sentencia de ocho años.
El Ministerio Público presentó como pruebas al menos 30 publicaciones de Twitter y Facebook que el comentarista deportivo compartió en contra de la dictadura de Daniel Ortega. Hasta antes de su detención, Mendoza se había convertido en uno de los personajes más seguidos en redes sociales en Nicaragua debido a sus denuncias sobre los ataques armados contra manifestantes antigubernamentales en 2018.