La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo expulsó al delegado residente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Thomas Ess, confirmó a Artículo 66 María Cristina Rivera, Coordinadora de Comunicación para México y América Central del CICR.
«El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirma que recibió una carta en la que el gobierno de Nicaragua notifica que decidió retirar el beneplácito a nuestro jefe de misión de Nicaragua. No conocemos las razones de esta decisión que nos tomó por sorpresa. Pese a esta situación, el CICR ratifica su compromiso de continuar su labor humanitaria en Nicaragua, apegado a sus principios de neutralidad, imparcialidad e independencia», dijo Rivera a este medio de comunicación.
Ess fue nombrado delegado residente para Nicaragua el 31 de enero de 2021 tras la especulación que el organismo internacional culminaría su misión en Nicaragua.
«El CICR no ha finalizado ni tiene planeado finalizar su trabajo en Nicaragua, como lo han indicado algunas notas de prensa. Nuestra presencia en el país continúa y, a través de nuestra misión en Managua», indicó el organismo en una nota de prensa.
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Irónicamente, el pasado 13 de marzo, el canciller orteguista Denis Moncada, otorgó la orden «José de Marcoleta, en el Grado de Gran Cruz» al jefe de la delegación regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central, Jordi Raich, que concluyó su misión de cuatro años en el país.
Según Managua, durante su gestión (en el período 2018-2022), el jefe regional de la Cruz Roja Internacional «se destacó por mantener una colaboración respetuosa, franca, permanente, demostrando el compromiso y solidaridad de CICR, con el pueblo y Gobierno de Nicaragua».
El CICR es el único organismo internacional que mantenía presencia en Nicaragua desde la crisis de abril 2018. El régimen había permitido que sus funcionarios visitaran a los presos políticos en las cárceles del país, constatara su estado de salud y la condiciones de salubridad de las celdas.
Los familiares de los reos de conciencia mantenían una comunicación activa con el CICR que les informaba sobre el estado real de sus parientes que permanecían en cautiverio. Incluso acompañaron las excarcelaciones que hizo la dictadura en 2018 y 2019.