En una escueta nota de prensa, el régimen de Daniel Ortega, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, asegura que la declaración del embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, «no tiene validez» porque «no nos representa», aunque oficialmente no se ha cancelado su nombramiento.
En un hecho histórico y sin precedentes, un alto funcionario del régimen de Managua denunció en vivo la situación del país, los presos políticos, el masivo éxodo nicaragüenses, la cooptación de los funcionarios, el cierre de las ONG y la falta de garantías constitucionales.
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«Denunciar a la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible», dijo el embajador rebelde de Ortega.
La nota oficial señala que Francisco Campbell Hooker es el embajador de Nicaragua ante la OEA y que está «debidamente acreditado».
Arturo McFields asumió la misión permanente de Nicaragua de la OEA en octubre de 2021, apenas unos días antes que Ortega decidiera abandonar el organismo continental. En el Acuerdo Presidencial 183-2021 publicado en La Gaceta de este miércoles, 27 de octubre, McFields quedaba en posesión de su nuevo cargo.
McFields fue designado agregado de prensa de la Embajada nicaragüense en Washington en 2011. En 2019 fue nombrado primer secretario de la misión permanente de la República de Nicaragua ante la OEA. Ese mismo año asumió el cargo de ministro consejero de la misión permanente de la República de Nicaragua ante la OEA.
Las declaraciones que no le gustaron a la dictadura
En su intervención en el Consejo Permanente de la OEA, este miércoles 23 de marzo, McFields dijo: «Tomo la palabra el día de hoy en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida desde el año 2018. Tomo la palabra en nombre de los miles de servidores públicos de todos los niveles, civiles y milita- res, de aquellos que hoy son obligados por el régimen de Nicaragua a fingir a llenar plazas y repetir consignas, porque si no lo hacen pierden su empleo», dijo McFields en sus palabras iniciales.
«Denunciar a la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible. Tengo que hablar, aunque tenga miedo, tengo que hablar, aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos, tengo que hablar porque si no lo hago las piedras mismas van a hablar por mí», continuó.
El embajador de Ortega reveló que días antes de anunciar la salida de Nicaragua de la OEA, él propuso, en una reunión de Cancillería que liberaran a 40 presos políticos con padecimientos de salud como «algo humanitario y políticamente inteligente, ya que nadie debe morir en la cárcel siendo inocente o por falta de condiciones de salubridad mínimas o inexistentes. Nadie me hizo caso».
«En ese momento se me dijo “no vamos ni a tomar nota de ese comentario porque podrías perder tu empleo y a la derecha entre más se le da más quiere”. En el gobierno nadie escucha y nadie habla. Lo intenté varias veces, durante varios meses, pero todas las puertas se me cerraron», dijo McFields.
«Desde el año 2018, Nicaragua se convirtió en el único país de Centroamérica donde no hay periódicos impresos, no hay libertad para publicar en redes sociales, no hay organismos de derechos humanos, no existen partidos políticos independientes ni elecciones creíbles, no existe separación de poderes sino poderes fácticos», agregó.