La vocera del régimen de Nicaragua, Rosario Murillo, arremetió una vez más contra la oposición nicaragüense, afirmando que los grupos que le adversan son destructores de la paz. Les aclaró que ella «no olvida» las protestas antigubernamentales de abril 2018. El dictador Daniel Ortega, durante su investidura, cerró su discurso alegando un «borrón y cuenta nueva».
En su intervención meridiana por los canales oficialistas, la vicemandataria manifestó que es «imposible olvidar esa ferocidad, imposible olvidar a los seres humanos ardiendo en las calles, qué clase de almas, imposible olvidar, pero sí trascender. Transcender y no olvidar, ¿por qué? porque esa maldad, esa perversión nunca más en nuestra Nicaragua».
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Rosario Murillo, en alusión a las manifestaciones de 2018, sostuvo que «era incomprensible aquella interrupción de paz, una desgracia que nos tocó vivir» y señaló a la oposición de mandar a morir a los nicaragüenses y a matar; pero que sobre todo deseaban regresar al país a los tiempos de Somoza.
«Oír aquellas voces disonantes promoviendo el odio, mandando a morir, matar gente que tendría que comportarse y que conducirse de otra manera, y quisieron regresarnos a la cuna de los odios, al somocismo, el somocismo en vivo el que se expresaba a través de tantas, figurativamente, de las voces disonantes, discordantes, nada generosas, nada fraternales, nada solidarias las voces del odio», aseveró.
Afirmó que pese a esa «desgracia» su régimen ha aprendido a crecer frente a los desafíos, a vivir, a habitar nuevos tiempos, «tiempos para la construcción de ese futuro de justicia y paz que todo merecemos».
«Cuando decimos nuevos tiempos, nuevas historias, no olvidamos, custodiamos, resguardamos el tesoro que nos querían arrebatar, la concordia, la paz, la dicha, la sonrisa, la esperanza, que nadie puede arrebatarnos, el bien común», manifestó.
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Rosario Murillo utilizó su repetitiva frase de «no pudieron, ni podrán» para remarcarles a quienes no respaldan a su dictadura que los supuestos intentos por arrebatarles el poder no se cumplieron. «No nos arrebataron la esperanza, no nos pudieran negar con las armas de siempre, el derecho a la vida, a la alegría, al trabajo y a la continuidad de un proceso de justicia y paz, de un proyecto que tiene una opción preferencial por los pobres», dijo.
Murillo ataca a la comunidad internacional e Iglesia
Además, atacó a la comunidad internacional, subrayando que, según ella, esos países han promovido el odio y la servidumbre a través de la oposición nicaragüense.
«Desgraciadamente aquel imperio y los imperios, se han ensañado y han promovido odio, discordia, separación y promovido servidumbre, dominio, sometimiento a través del servilismo de sus agentes, pero transcender es nuestro deber y habitar los nuevos tiempos con cordura y ternura», expresó..
También, se dirigió a la Conferencia Episcopal de Nicaragua y los señaló de promover todo, menos la paz en el país. «Nos costó mucho entender que quienes más hablaban contra la paz eran aquellos que supuestamente, bendicen, que supuestamente deben o deberían proteger, defender y promover la paz. Cuanto nos dolió todo aquello, porque venimos de familia de fe», vociferó Murillo.
La vicepresidenta sostuvo que el «odio» no volverá a Nicaragua, porque «el pueblo puso el punto final, en aquel momento a la atrocidad y los crímenes de los que tocaban las campanas».
A su vez, tildó de «escoldos y chingastes» a los opositores, insistiendo en que supuestamente son pocos los ciudadanos nicaragüenses que están en contra de su gobierno «ilegítimo». La toma de posesión de Daniel Ortega y Murillo careció de respaldo internacional. Los únicos presidentes que los acompañaron fueron los cuestionados Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel. También estuvo el saliente mandatario hondureño, Juan Orlando Hernández. La comunidad internacional le dio la espalda al régimen y por el contrario el propio 10 de enero envió un nuevo listado de sancionados.
«Precisamente cuando se van viendo los escoldos, porque son pocos, los chingastes, como decíamos en otro momento, que quedan con el corazón agrio, no sabe que la miseria espiritual va saliendo, y que por muchos que algunos hablen a nombre de lo que creen ellos que pueden seguir pervirtiendo, que es la fe o los valores cristianos, todos hemos sabido diferenciar, esos valores que son parte de nuestra identidad nacional, valores que es de una cultura que es de paz», manifestó la vicemandataria.
Rosario Murillo alegó que el pueblo de Nicaragua sigue avanzando, pero sin olvidar «la miseria y la mediocridad, de los que tienen la desgracia de no amar a la patria y de no amar al pueblo, y cómo van amar al pueblo si lo han visto como objeto, y sujeto de cambio, como peones, porque así nos llamaban peones, mozos, todo, menos ser humano digno, y aquí hay dignidad».