El séptimo encuentro de líderes de izquierdas de España y América Latina, agrupados en el denominado «Grupo de Puebla», hizo un llamado para que Nicaragua se encamine hacia una «reconciliación» que tenga como base a las reglas democráticas y el respeto a los derechos fundamentales.
«Esperamos que, en el corto plazo Nicaragua recupere la paz y la estabilidad, se superen las disputas que polarizan y el país se encamine hacia una reconciliación, en el convencimiento de la necesidad de un profundo respeto a las libertades y a los derechos humanos», señala el pronunciamiento del bloque político progresista.
Noticia relacionada: Eurodiputados prometen «sanciones drásticas» contra el régimen de Ortega
Entre los asistentes al encuentro, se encontraban el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, el canciller mexicano Marcelo Ebrard y los mandatarios latinoamericanos Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Rafael Correa y Ernesto Samper.
Sin embargo, en consonancia con la retórica de izquierdas latinoamericana, el Grupo de Puebla condenó las sanciones que EE. UU., Unión Europea y otras potencias que están imponiendo de forma personal a funcionarios del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo que son señalados de cometer violaciones a los derechos humanos.
«Condenamos las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos y las injerencias que perturban la democracia y generan un clima de radicalización», puntualiza el comunicado del Grupo de Puebla, sin mencionar en ningún momento la existencia de presos políticos, la represión del Estado organizada contra oposición y sociedad civil y las violaciones a derechos humanos constatadas por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encabezada por la exmandataria chilena Michelle Bachelet.
Nicaragua «compromete la imagen del progresismo»
La tibia declaración del Grupo de Puebla sobre la situación sociopolítica de Nicaragua contrasta con la preocupación que expresara en agosto de este año Ernesto Samper, expresidente de Colombia y exsecretario general de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).
«He estado siguiendo lo que pasa en Nicaragua con mucha preocupación. Este formato que se está aplicando en Nicaragua, de alguna manera, nos está comprometiendo la propia imagen del progresismo hemisférico. No es el modelo de lo que nosotros seguimos como una expresión democrática, mucho menos en un gobierno que se declara como socialista», dijo Samper en entrevista con la radiotelevisión pública de Gran Bretaña, BBC.
En ese momento, según Samper, el Grupo de Puebla intentaba hacer contactos con el régimen de Managua para poder garantizar la participación de la oposición en unas elecciones generales democráticas, un objetivo que no pudieron cumplir.
Tras una defensa ambigua entre la institucionalidad democrática y los “avances sociales” que -a juicio de Samper-, se han producido en Nicaragua bajo el régimen orteguista, aseguró que el Grupo de Puebla quiere que Nicaragua camine por el sendero de la democracia.
En el caso de Nicaragua, si bien es cierto que se ha avanzado mucho en el tema de la inclusión social, vemos con preocupación que el camino que está tomando el gobierno no es un camino que formalmente se pueda considerar como democrático y esto nos preocupa, porque compromete la idea que nosotros tenemos del progresismo como resultado de decisiones democráticas. (…) Así como tuvimos clara la defensa del regreso a la democracia en Bolivia, también queremos que el camino que transite Nicaragua sea un camino democrático”, concluyó el exmandatario colombiano en esa entrevista con BBC.