Nicaragua inició el 25 de octubre la jornada de vacunación en los menores con las vacunas cubanas Abdala, Soberana y Soberana 02 que aún no son aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ante esto, la Asociación Médica del Exilio de Nicaragua (AMEN) denuncia la aplicación de esas inyectables como un «experimento» en la niñez.
Alegan que no hay información certera en la ciudadanía sobre esos biológicos, por lo cual consideran que al inmunizar con esas vacunas se «viola las normas bioéticas».
«En ausencia de información científica adecuada, la oferta de vacunas a los padres de los niños nicaragüenses, se convierte en un experimento, que viola las normas bioéticas, ya que no se les indica a los padres que estas vacunas aún están en etapa experimental», afirma la organización de médicos en el exilio.
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Además, exponen la negligencia de parte del régimen Ortega-Murillo al no tomar medidas durante la vacunación para evitar las aglomeraciones en el grupo poblacional de personas mayores a los 30 años. Señalan que «el Gobierno haya administrado a cuenta gotas las vacunas en los últimos meses, ofreciendo a partir de esta semana, en función de sus intereses políticos electorales, la apertura de 1,080 puestos de vacunación, habiendo sido negligente al no ofrecer ese mismo número desde el inicio de la vacunación».
Solicitan a la ciudadanía que exijan a la dictadura más información respecto a este proceso en el que se ve involucrada la salud de los menores, demandando que sean más responsables en cuanto a la suministración de las inyectables pues el Ministerio de Salud (Minsa) no brinda información a profundidad sobre las vacunas cubanas específicamente.
Las distintas organizaciones científicas de Venezuela, entre ellas la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, y las academias nacionales, el Centro Nacional de Bioética, la Asociación de Investigadores del IVIC, los Médicos Unidos de Venezuela, la Sociedad Venezolana de Puericultura, la Sociedad Venezolana de Infectología, han expresado preocupación, denunciado y rechazado el uso de estas vacunas cubanas que también se están usando en ese país siguiendo las órdenes de Nicolás Maduro, otro aliado de Miguel Díaz-Canel.
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Los médicos exiliados hacen pública su preocupación de que las vacunas hayan sido adquiridas con fondos del presupuesto de la República y préstamos de organismos internacionales, con los cuales podrían adquirir vacunas certificadas por la OMS en lugar de las cubanas que aún no publican los resultados de sus investigaciones en fase tres.
La organización destaca que en Nicaragua las organizaciones y asociaciones médicas han sido «reprimidas y obligadas a callar cuando elevamos nuestra voz científica, existe la pena de cancelar los registros médicos a sus integrantes, razón por la cual elevamos nuestra voz desde el exilio para denunciar la irresponsabilidad de ofrecer vacunas de las cuales no se tiene ninguna información a la niñez nicaragüense».