Los familiares de presos políticos electorales detenidos en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Nuevo Chipote», denunciaron que los reos de conciencia sufren violaciones a los derechos humanos, maltratos y torturas en el cautiverio que los mantiene la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Sus parientes señalaron que la visita, realizada entre el 11 y 13 de octubre, se llevó a cabo bajo medidas restrictivas y arbitrarias, les tomaron fotografías y videos cuando ingresaron y al final de la misma. En conferencia de prensa virtual, reafirmaron su «profunda preocupación» por las condiciones en que se encuentran, que están provocando daños físicos y psicológicos irreversibles.
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«A pesar de esto, todos y todas se mostraron moralmente firmes, con la plena certeza de su inocencia, con esperanzas de justicia y pronta libertad… Por las condiciones de encierro, malos tratos, amenazas y torturas, nuestros familiares se encuentran en un estado de salud mental y emocional muy deteriorado», señalan los familiares.
Previo a la segunda visita, los familiares fueron obligados a firmar un documento donde aceptan que los presos políticos están bien, si se niegan a rubricar el papel los amenazan con suspender la visita y la no recepción de paquetería. «Denunciamos que continúan las amenazas por parte de custodios hacia nuestros familiares con mandarlos a la celda de castigo si por alguna razón dan su opinión o demandan sus derechos», resaltan.
Según los familiares, los reos están delgados por la pérdida de peso y pálidos porque les permiten muy pocas horas de sol a la semana. Juan Sebastián Chamorro está pesando 157 libras, muy por debajo del peso ideal para un hombre de 1.8 metros de altura. En el caso de José Adán Aguerri ha perdido más de 30 libras de peso.
También reiteraron su demanda de liberación inmediata y sin restricciones de todos los presos políticos electorales porque, aseguran, son inocentes de todos los cargos imputados por la Fiscalía, el respeto a las visitas semanales orientadas por el poder judicial en condiciones de privacidad, la comunicación entre nuestros familiares y sus hijas e hijos menores de edad;lLa autorización para que las familias podamos proporcionarles comida a nuestros familiares, más allá de los pocos líquidos permitidos.
Además, el cese inmediato del aislamiento, de regímenes de reclusión diferenciada, y cese a los interrogatorios; entrega de frazada y abrigos; el ingreso de paquetería semanal; establecimiento de horas comunes de patio y sol; ingreso de material de lectura de su preferencia; recibir correspondencia y fotos de sus seres queridos.