«Estamos bien. Estamos recuperándonos. Estamos fuertes. Nada más queremos que Nicaragua sea libre. Estamos del lado bueno, del lado correcto. Dios está con nosotros», afirmó la activista Raiza Hope.
El reloj marcaba las 8:45 p.m. del sábado, dos de octubre, la activista Raiza Hope y su amiga Darling Zeledón se disponían a cerrar el negocio de venta de flores ubicado en San José, la capital de Costa Rica, el país en el que están exiliadas por ser perseguidas políticas de la dictadura nicaragüense de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Las mujeres ya habían bajado la cortina metálica de la entrada y recogían unas cosas en el interior de la tienda. Era el final de una jornada laboral como cualquier otra. Jamás se imaginaron que serían víctimas de un atentado y que esa misma noche terminarían en un hospital.
Un desconocido ingresó a la floristería por la puerta principal, cerró el único acceso a la tienda y con arma de fuego en mano las encañonó. Les dijo con voz amenazante: «dejen de joder hijueputas, ustedes se buscaron esto».
«Dejen de joder» es una frase que Rosario Murillo lanzó contra la oposición que se manifestaba en las calles para exigir la salida del régimen. Hope cree que los hechos tienen ribetes políticos. En ese momento las mujeres le dijeron al sujeto que no las matara. Suplicaron por sus vidas.
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«Yo estaba metiendo la mano en mi bolso porque ando algo para protegerme de cualquier altercado y cuando él miró que estaba metiendo la mano (en el bolso) se me tiró encima, me estaba ahorcando con una mano y con la otra estaba apuntando a la cabeza de mi amiga, en ese momento hicimos resistencia aún con el arma», relató la activista a Artículo 66.
Hope y Zeledón sintieron que ese sería su último día. «Él nos iba a matar», dijo. Las dos mujeres hicieron todo lo posible para defenderse y el sujeto al ver que no podía contenerlas le dio un golpe en la cabeza a Raiza que la hizo perder el conocimiento. A Darling la hizo ponerse de rodillas dándole la espalda mientras le apuntaba la cabeza y en ese momento huyó del local.
Cuando Raiza recobró el conocimiento se dirigieron al hospital para ser valoradas por un médico. Anoche mismo fueron dadas de alta y dicen estar bien. Raiza mañana será sometida a otros estudios por los golpes que recibió en la cabeza.
El caso está ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Este domingo desde las ocho de la mañana se presentaron al lugar del atentado para iniciar todas las investigaciones sobre el caso y según la víctima, existen suficientes pruebas para dar con el paradero de las personas involucradas.
La víctima explicó que hay detalles del suceso que no puede revelar porque no quiere entorpecer la investigación. Solo adelantó que existen «bastantes lazos (con el sujeto) de días atrás que se han venido dando y esto tiene una conexión» que facilitarán las pesquisas.
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A los exiliados les alertó que «redoblen» su seguridad porque «están de cacería», que se «cuiden bastante y estén pendientes de dónde van y con quién van, si los siguen» o si son vigilados en sus casas porque los «exiliados en Costa Rica están en alto peligro».
«Aunque el mensaje haya sido que dejemos de joder, no nos vamos a callar, vamos a seguir luchando, vamos a seguir denunciando todas las violaciones de derechos humanos que se están dando en nuestro país, vamos a seguir levantando nuestras voces por todos los presos y presas políticas», dijo.
«Vamos a seguir exigiendo justicia por todos los asesinados, por todos los sobrevivientes de tortura, por toda Nicaragua, por los que están resistiendo dentro de Nicaragua. Vamos a seguir levantando nuestras voces aquí en Costa Rica y en todos los países del mundo donde estemos exiliados», añadió.
La activista Raiza Hope explicó que seguirá en la lucha para exigir justicia, que los nicaragüenses no quieren guerra, solo la posibilidad de tener elecciones libres y transparentes «no como la que ellos (Daniel Ortega y Rosario Murillo) quieren demostrar en noviembre; sino unas elecciones donde verdaderamente podamos participar como ciudadanos, que todos nuestros precandidatos se liberen, que los preso políticos sean liberados, que los exiliados tengamos el derecho de votar desde cualquier parte del mundo y que el Frente Sandinista nos permita demostrar que Nicaragua ya no quiere más sandinismo».