Denis Moncada, el enviado de Daniel Ortega para dar la cara por él en la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprovechó para exigir que las donaciones de vacunas contra el COVID-19 sean «sin condiciones y con un robusto multilateralismo», evitando la inequidad y la politización en su distribución.
El canciller de Nicaragua omitió en su discurso que la jornada de inmunización que se lleva a cabo en el país es, en su mayoría, gracias a las donaciones de inyectables, en especial, del Gobierno de España, una de las naciones a las que más ha ofendido Rosario Murillo en sus intervenciones de los últimos tres meses. Tampoco dijo que este proceso, la administración que representa la ha usado para hacer proselitismo político. Moncada más bien se dedicó a acusar a los países desarrollados de realizar un «acaparamiento deshumanizado» de vacunas para combatir la pandemia.
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«Es necesario y justo garantizar la transferencia de la tecnología, y de recursos financieros, así como, declarar las vacunas un bien común de la humanidad», subrayó el ministro de Exteriores.
Igualmente, señaló que la pandemia del COVID-19 «está socavando los esfuerzos para superar los problemas y desafíos existentes, como la pobreza, el hambre y la desnutrición, la inequidad, el desempleo y el cambio climático».
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Solo España ha realizado cuatro entregas de vacunas a Nicaragua, donación que asciende a 1 millón 130 mil 20 dosis de vacunas AstraZeneca, con las cuales se está inmunizando a personas mayores de 30 años.
El país actualmente enfrenta un rebrote de COVID-19, al punto de registrarse las cifras semanales más altas de contagiados. Solo entre el 21 y el 28 de septiembre, el Ministerio de Salud (Minsa) asumió 718 casos nuevos.