Con trajes alegóricos a la pareja presidencial y otros personajes de la vida política, exiliados, jóvenes y estudiantes de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia (CUDJ), ridiculizaron a los dictadores nicaragüenses Daniel Ortega y Rosario Murillo, en la cuarta edición de la «Marcha de la Burla», un método satírico y pacífico para protestar contra el régimen nicaragüense que se mantiene en el poder por el fusil y las balas, aplastando a quien intente manifestarse en cualquier parte del país.
La señora Yadira Córdoba llegó representando a «La Catrina» porque dice que aún llora la muerte de su hijo Orlando Córdoba, un adolescente de 15 años asesinado el 30 de mayo del 2018 durante la marcha en el Día de las Madres, en Managua, desde el exilio continúa reclamando justicia por su vástago.
«Así como los genocidas se quieren burlar del pueblo, así nosotros nos burlamos de ellos porque no creemos en el circo electorero que se está produciendo en estos momentos en Nicaragua. Como madre sigo firme y digna en esta lucha, dando la cara por mi hijo Orlandito Córdoba porque a la vez lloro a mi hijo y por eso vengo representando a La Catrina. Han desgraciaado mi vida porque para mí ya no existirá celebración del Día de la Madre y les digo: no me vendo ni me rindo. Ustedes dieron la orden para que en el hospital no se atendieran a los heridos, me dejaron morir a mi hijo. Exijo justicia», dijo Córdoba a Nicaragua Actual.
Los organizadores aseguran que «desde la sátira se puede seguir resistiendo al régimen Ortega-Murillo. Seguimos en resistencia cívica y pacífica, vamos a seguir denunciando el fraude electoral que se está haciendo en Nicaragua».
«Es nuestro deber seguir denunciando y estamos en solidaridad con las madres de los asesinados por la dictadura que nos acompañan hoy. Aunque ellos ellos (Daniel y Rosario) sigan ahí (en Nicaragua) seguimos jodiendo desde el exilio, no nos vamos a detener», señalaron.
Ortega y Murillo ordenaron a la Policía del régimen ilegalizar toda expresión de marcha, protesta o plantón pacífico que sea organizado por la oposición. En septiembre de 2018, a través de un comunicado policial, prohibió las protestas y solo dan permiso a quien ellos quieren. Decenas de solicitudes, por personas opositoras, fueron denegadas y desde ese momento replegaron, dispararon, amenazaron y encarcelaron a quien salga con la bandera a Nicaragua a exigir libertad.
Esa actividad se realiza bajo el lema “Un güegüense en dictadura”, en referencia a la actitud del pueblo nicaragüense ante el régimen Ortega-Murillo y tiene como fin “recuperar la alegría, sin perder la indignación”, según los organizadores que estarán en simultáneo desde Costa Rica, país que ha recibido a más de 100 mil exiliados, y Nicaragua de forma virtual a través de la página de la CUDJ.
La «Marcha de la Burla», edición en Costa Rica, tiene como escenario la Plaza de la Democracia, en San José, donde la organización estudiantil reunió a decenas de nicaragüenses con sus máscaras, carteles, disfraces para burlarse de la dictadura, demandar libertad para los presos políticos, justicia para los asesinados por el régimen y democracia para Nicaragua.
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Este evento organizado por los jóvenes universitario se ha realizado solo en las ciudades de Managua y León, en Nicaragua. Se ha convertido en una tradición anual que busca ridiculizar a la dictadura en su afán de silenciar las voces críticas que piden su salida y elecciones libres, justas y transparentes.
Ortega prepara unas elecciones para reelegirse por un cuarto periodo acompañado de su esposa Rosario Murillo, en ese camino ordenó al orteguista Consejo Supremo Electoral (CSE) arrebatar la personalidad jurídica de tres partidos políticos opositores; mandó a la Policía a encarcelas a siete precandidatos presidenciales; encargó al Ministerio Público abrir procesos judiciales contra los líderes campesinos, estudiantiles, empresarios, ex diplomáticos, periodistas y defensores de derechos humanos.
El régimen desoyó los innumerables llamados de la comunidad internacional sobre la liberación de los presos políticos, elecciones libres, el retorno de la democracia, el respeto a los derechos humanos, civiles y políticos; el regreso de los organismos internacionales de derechos humanos; el cese de la represión; el restablecimiento de la libertad de prensa, entre otros.