La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) considera que Flor de María Ramírez, conocida como «La señora del huipil», por el uso de vestimenta típica en las protestas sociales, se encuentra en una situación de gravedad y urgencia porque sus derechos a la vida e integridad personal están en riesgo de daño irreparable. El organismo solicitó al régimen sandinista que adopte las medidas necesarias para proteger los derechos a la vida e integridad personal de Ramírez.
La CIDH le concedió medidas cautelares y advierte que Ramírez al ser mujer opositora, enfrenta una situación de riesgo acentuada por los estereotipos de género, discriminación histórica y prejuicios relacionados a cómo debería vestir, actuar o los roles que deberían jugar las mujeres en la sociedad.
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«El Estado debe tanto asegurar que sus agentes respeten la vida e integridad personal de la beneficiaria, como proteger sus derechos en relación con actos de riesgo que sean atribuibles a terceros, de conformidad con los estándares establecidos por el derecho internacional de los derechos humanos», señaló la Comisión.
Según la resolución de la CIDH y el Colectivo Nicaragua Nunca Más, organismo solicitante, Ramírez ha presentado múltiples denuncias públicas sobre la violencia policial cometida en su contra, pero, a la fecha, se desconoce si existe un proceso investigativo al respecto.
El régimen sandinista fue consultado por la CIDH sobre el caso de Ramírez y aseveró que ella y su familia «no se encuentran en ninguna situación de riesgo que ponga en peligro su vida, su integridad física o psicológica, ni el ejercicio de sus derechos fundamentales».
«(Nicaragua) señaló que las instituciones del Estado garantizan que todas las gestiones investigativas y jurisdiccionales sean apegadas al principio de legalidad, cumpliéndose en tiempo, forma y con respeto a las garantías y a la dignidad de las personas», contestó la dictadura.
Doña Flor se convirtió en un personaje de las protestas sociales cuando marchaba y gritaba consignas con un huipil azul y blanco que ella misma confeccionó. En reiteradas ocasiones denunció asedio de la Policía del régimen, ataques verbales, físicos y detenciones ilegales.