Este sábado, 20 de marzo, arribó a Nicaragua el cinco veces campeón mundial en cuatro categorías distintas, Román «Chocolatito» González, quien perdió su oportunidad de obtener el título de peso supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en una espectacular y polémica pelea ante Juan Francisco «Gallo» Estrada.
Llegó sin corona, pero hecho una propaganda política andante, rodeado únicamente de sandinistas. Como es costumbre, el púgil fue recibido entre abrazos y sonrisas por una comitiva del régimen de Daniel Ortega, en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino. Ahí se encontraban, otra vez, el cronista Enrique Armas, vicealcalde de Managua, la alcaldesa Reyna Rueda, la Juventud Sandinista y el hijo de la pareja presidencial, encargado de atender los asuntos deportivos, Maurice Ortega Murillo.
Román se presentó a su país, luego de vacacionar unos días en Los Ángeles, Estados Unidos, tras su combate en el American Airlines Center, de Dallas, Texas. Apareció con una gorra rojinegra con la publicidad «Daniel presidente 2021», una chaqueta con las banderas de Nicaragua y del partido gobernante del FSLN como insignias, y el emblema de la Policía; y de fondo la misma camiseta con la que subió al ring que publicita, otra vez, a Daniel Ortega y, de paso, dice «Cristo te ama».

En declaraciones a medios gubernamentales manifestó que «lo importante es que salí muy bien de salud, demostramos la calidad que tenemos, la condición, el talento que Dios me regaló. En ese momento, me sentí muy triste. Yo gané la pelea, sí gané la pelea… sabía que Nicaragua estaba muy feliz de saber que ese título venía para Nicaragua».
Noticia relacionda: Los memes tras la derrota del «Chocolatito» González
En un momento inusual, Román olvidó mencionar al «comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo», y solo manifestó que le agradece a Dios por haberlo «mantenido con salud, con fuerzas, y al pueblo de Nicaragua que ha sido parte de la lucha que tenido con mi familia y me ha respaldado hasta donde yo estoy y agradecerle por todas las oraciones que han hecho por mi. Estoy feliz, gozoso, porque hice una pelea tremenda».
Entusiasmado contestó a los medios del gobierno que «el pueblo y toda la gente, mundialmente, sabe que ganamos la pelea (…) El doce asalto me gustó más, mi esquina me dice “vamos con todo”, “la pelea ya la tenemos, cerremos con todo”, ya lo tenía casi noqueado, pero el Gallo también mostró sus cualidades, no hay que quitar el mérito, hizo su trabajo como se debía, un tremendo muchacho».

Ante la suspensión del juez Carlos Sucre que arrojó una tarjeta 117-111 contra el nica, González dijo riendo que está «buenísimo (la suspensión), (porque) ese está loco». Y confirmó que la tercera pelea entre ambos boxeadores «es un hecho».
González, quien se declara cristiano, aseguró que quiere realizar un evento muy especial, «agradeciéndole a Dios por todas las bendiciones». «Él es que se lo merece todo y me tiene aquí», dijo, olvidando mencionar nuevamente a la pareja presidencial.

Sin embargo, su regreso fue todo un espectáculo político: Los hijos y la familia del boxeador también fueron vestidos con propaganda de Ortega, y fotografiados haciendo la señal de 2, la casilla del FSLN.
El show siguió con el habitual, pero escaso, recibimiento de sandinistas enviados por el régimen, quienes lograron saludar a lo lejos y fotografiar el momento en las afueras del aeropuerto, mientras González se disponía a trasladarse hacia su vivienda, en Managua, en una lujosa camioneta, rodeado de decenas de policías y seguido de motorizados y vehículos que cargaban banderas del partido de Ortega. El acontecimiento finalizó con un acto político cultural en su barrio, preparado todo por sandinistas.