La vacunación contra el COVID-19 inició este martes, dos de marzo, bajo hermetismo y desinformación. El régimen señaló que las vacunas serán aplicadas a pacientes crónicos, quienes debieron dar su consentimiento para ser voluntarios del primer grupo en recibir la inyección.
Expertos señalan que el método utilizado busca crear desconfianza en vacunas seguras, posiblemente, para que la mayoría de la población no las demande y así sean destinadas a personas afines al Gobierno; mientras, por otro lado, el régimen utiliza la pandemia para solicitar a los organismos internacionales que cesen las sanciones individuales y pedir más préstamos y donaciones a las multilaterales. «Es como que quisieran potenciar la pandemia», manifestó el doctor Jorge Luis Borge, miembro de la Unidad Médica Nicaragüense.
El doctor indicó que «en lugar de promover la confianza en la vacuna, el discurso de la vicepresidente (Rosario Murillo) más bien tiene la tendencia a crear desconfianza en la población y que la gente se vea en la disyuntiva de “si te pasa algo es porque vos decidiste vacunarte” y eso no es lo correcto».

Previo al arranque de la vacunación, Rosario Murillo declaró que «se vacuna la persona que quiera vacunarse», agregando que quien desee hacerlo deberá firmar un documento que ratifica que es voluntario. La vocera no dio a conocer qué tipo de vacuna se aplicará ni cuántas dosis hay disponibles en el país ni los lugares dónde estarán atendiendo, ni el documento que se debe firmar.
La vacuna a aplicar corresponde a la Sputnik V, donadas por Rusia, que llegó al país hace una semana. Mientras tanto, Nicaragua se prepara para recibir donaciones de las vacunas Covishield por parte del Gobierno de India y las vacunas AstraZeneca/Oxford contra el COVID-19, mediante el mecanismo COVAX.
«Estamos en peligro de que la vacunación se utilice con proselitismo político sobre todo durante los meses más duros de la campaña electoral y la vacunación se utilice con fines sectarios, es decir, que priorice a los allegados al partido de Gobierno y al círculo de poder de la familia presidencial, mientras se crea desconfianza en el resto de la población precisamente para que no se vacunen», reiteró el especialista.
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El Comité Científico Multidisciplinario (CCM) coincidió que se requiere de una campaña de información y educación amplia y transparente sobre las características de las vacunas disponibles, de forma que toda la población gane confianza y tranquilidad acerca de la vacunación anti COVID-19.
El gremio médico también señala que el grupo a inmunizar es limitado. Según el CCM, los datos mostrados en el mapa de salud del Ministerio de Salud (Minsa) sugieren que el programa de atención a enfermedades crónicas ha mantenido entre 2017 a 2019 una cobertura no mayor a un 60% (444 mil) de las personas censadas en el año 2020 (622,162).«Esto significa que no se puede basar un programa de vacunación urgente tan solo en un programa con limitaciones en su cobertura y continuidad», demandaron los especialistas.