«El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, quiere que el mundo lo vea como un dictador tropical, casi divertido, en lugar de mirarlo como un tirano sangriento», declaró el periodista Andrés Oppenheimer sobre la iniciativa de Ley de Creación de la Secretaría Nacional para Asuntos del Espacio Ultraterrestre, la Luna y otros Cuerpos Celestes.
La iniciativa de Ortega presentada el jueves, 28 de enero, ha sido foco de mofa en las redes sociales, considerada «ilógica» por tratarse de Nicaragua, un país pobre que ahora pretende hacerse de una Secretaría de «gran trascendencia» para «defender los intereses supremos nacionales y la búsqueda de oportunidades».
«Un amigo nicaragüense me envió un meme con una foto trucada de Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo —la esposa del presidente y según muchos la que maneja el país— vestidos como los protagonistas de la serie de televisión “Perdidos en el Espacio”. Otro meme muestra una foto de Ortega y Murillo disfrazados de Luke Skywalker y la Princesa Leia, de las películas de Star Wars, listos para una batalla intergaláctica», relata el escritor argentino en un artículo de opinión publicado el miércoles, tres de febrero, en El Nuevo Herald.
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Comparó esta ley del régimen de Ortega con el anuncio de la construcción del satélite Nicasat-2, «el primer satélite centroamericano» que «nunca se materializó».
Sin embargo, ahonda que estos disparates «no tienen nada de gracioso». «La iniciativa de Ortega es parte de una creciente tendencia de dictadores latinoamericanos a sacar de la galera propuestas extravagantes para desviar la atención pública de sus brutales violaciones a los derechos humanos», explicó
«Al igual que Ortega, el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, periódicamente hace anuncios disparatados. Hace pocos días, el 24 de enero, Maduro anunció que Venezuela había inventado unas “gotitas mágicas” que supuestamente eliminan el COVID-19. Las redes sociales explotaron de risa», ejemplificó.

«Quieren ser vistos como los exóticos autócratas de las novelas de Gabriel García Márquez, más que como represores que asesinan a sus opositores», añadió.
Recordó que en 2018, al menos 325 personas murieron, «la mayoría de ellas a manos de los escuadrones de la muerte de Ortega, en protestas masivas contra el gobierno, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos». Desde entonces, «Ortega no ha hecho más que extender unilateralmente sus poderes», a través de leyes como la que declara «Traidores de la Patria» a los opositores para prohibirles participar en las eventuales elecciones a la Presidencia de Nicaragua.
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«Efectivamente, no deberíamos tomar a la risa lo que está pasando en Nicaragua. Las democracias de todo el mundo deberían exigirle a Ortega que permita elecciones libres, con autoridades electorales independientes y observadores internacionales creíbles. Y si Ortega no lo permite, el mundo debería responder con sanciones cada vez más severas», instó Oppenheimer.