La vocera gubernamental, Rosario Murillo, dio a conocer la muerte de al menos siete personas como consecuencia del paso del huracán Iota por Nicaragua, ya convertido en tormenta tropical. Dos de las víctimas son de Wamblán, una en Quilalí, una en Jinotega y dos niños de Carazo. «Este fenómeno ya por lo menos aquí nos cuesta seis, siete vidas», expresó.
«Gracias a Dios hemos perdido vidas, tres, cuatro vidas valiosas solamente, pero una vida valiosa es una gran pérdida. Pero, no decimos solamente en el sentido que no cuentan, al contrario, lo que queremos decir es que no se han perdido más vidas y entendemos y acompañamos con solidaridad a las familias», dijo Murillo, en una intervención bastante confusa.
Uno de los casos que mencionó fue el de ciudadana María De la Cruz Duarte, de Quilalí, en Nueva Segovia, la que supuestamente estaba asomada viendo llenarse un caño y posteriormente hubo un derrumbe, lo que hizo que la pobladora cayera al caudal.
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Asimismo, incluyó a dos nicaragüenses de Wiwilí, Jinotega, a quienes habían trasladado a albergues, pero luego retornaron a sus viviendas para traer más pertenencias y en ese trayecto se dio otro derrumbe. A esas víctimas las identificó como Carlos Carazo, de 50 años, diácono de la iglesia evangélica Asambleas de Dios, y Francisco Carazo, de hijo de Carlos. Por otro lado, mencionó a Carlos López Méndez, de la comunidad La Santana, en Jinotega, de quien destacó que iba en estado de ebriedad y también perdió la vida.
Aunque en un principio no lo reconoció, esta vez sí afirmó que los dos niños que perecieron tras ser arrastrados por las aguas del río La Solera, en la comunidad La Piñuela, del municipio de Santa Teresa, estaban en la lista de las víctimas. «También en Carazo donde una familia no cumplió, eso decimos nosotros, no culpamos a nadie, pero siempre hemos insistido: cuidémonos, cumplamos con las instrucciones, resguardemos la vida», expresó la portavoz.
Dos niños, primeras víctimas mortales de Iota. Foto: Artículo 66/ Álvaro Navarro. Prinzapolka.
Iota ha provocado el desborde de ríos y cauces en todo el territorio nacional, donde aún persisten los fuertes vientos y lluvias y una gran parte de la zona del Caribe Norte sigue incomunicados por los cortes de energía y sin servicio de internet.
«Tenemos 63 mil personas albergadas, en 583 albergues, y hay 40,904, o sea, 41 mil brigadistas de buena voluntad movilizados», señaló Murillo en su segunda intervención en sus medios oficialistas, insistiendo que sin sus planes de mitigación esto hubiera sido una «catástrofe humana» e insistiendo en que han hecho todo lo posible por resguardar la vida, pese a las denuncias de los ciudadanos de que han tenido que autoevacuarse ante la falta de acciones del régimen.
La estupidez de esa mujer no tiene límites. Así que gracias a Dios se han perdido vidas… Santísima virgen… Qué comerán estos?
Menos mal que la ayuda humanitaria no la manejaran ellos. Bueno, eso esperemos.